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lunes, 13 de agosto de 2007

HARRY POTTER AND THE DEATHLY HALLOWS, MAS QUE EL FIN DE UNA SAGA, ES EL FIN DE UNA ÉPOCA.

HARRY POTTER AND THE DEATHLY HALLOWS, MAS QUE EL FIN DE UNA SAGA, ES EL FIN DE UNA ÉPOCA.




A pocos días de haber salido a la venta el último libro de la saga de Harry Potter and The Deathly Hallows, ya se siente la tristeza; la publicación de este libro implica el fin de una época, si bien hay Harry Potter para rato, no sólo por que la entrega de películas aun no termina, o porque el merchandise de la Warner no lo dejará morir, la autora de los libros J.K. Rowling ha prometido que la historia de Harry concluye con este séptimo libro.

De Harry y su pandilla ya hay a la venta miles de objetos para saciar los más exigentes instintos de los coleccionistas, hay planes para crea un parque temático de Hogwarts y hasta se habla de otros libros relacionados con el mundo del joven mago, pero ni hablar de un octavo libro, o al menos hasta el momento ese es el plan la escritora. Pero lejos de toda esa mercadotecnia, la labor de J.K. Rowling es admirable, gracias a ella, no sólo cientos de miles de niños y hasta adultos, dejaron de lado los videojuegos y la t.v., y volvieron su cara a literatura; gracias a ella y a Harry, muchos niños serán, hasta el final de sus días, lectores insaciables. Los libros de Harry Potter son maravillosos, si bien tienen crueles retractores, son más los críticos que alban la profundidad y filosofía de la historia del hechicero favorito del mundo, como por ejemplo Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez, que se declaran seguidores de la historia del maguito.

El existo en los libro de J.K. Rowling radica en el respeto que brinda a su lector original, los niños, en cuanto a que no los trata como retrasados o tontos, ya no les da una historia pueril e inocente, no, Rowling les plantea una historia con todos los matices que tiene la existencia del ser humano: alegría y tristeza, odio y amor, muerte y vida, oscuridad y felicidad, pero si además le agrega ese toque de magia, la historia resulta ser una obra maestra de la literatura.

J.K. Rowling es la nueva Oscar Wild, la Perrualt o la Hans Christian Andersen de nuestros tiempos, la Sherezada de carne y hueso, la nueva reina de la literatura infantil. Aunque sus últimos libros han perdido la magia y la frescura de los primeros, de todas formas su trabajo sigue siendo fantástico. Probablemente el único pecado de la Rowling haya sido vender su obra a la Warner, y permitir que se explotara comercialmente a tales dimensiones, pero no se le puede culpar, el dinero es tentador, y tarde o temprano, como ocurre con las buenas obras literarias, el cine demandaría su total y absoluta sumisión, así que se comprende la decisión de Joan Rowling: mejor que la venda ella a uno de sus descendiente, mejor estar bien comidita y viajada, a ser una gran artista muerta de hambre.

Yo me dispongo a leer el último libro, y con ello decir oficialmente adiós a uno de mis personajes consentidos de la literatura, únicamente superado por “El Principito” de Antoine de Saint-Exupéry. Se que al terminar de leer este libro, al dar la vuelta a la última página, volveré a experimentar aquella vieja sensación que me evocó la primera vez que termine de leer “El Principito”: una tristeza y un vació, como cuando un amigo se marcha, con la salvedad de que este amigo volverá cada vez que habrá el libro y comience a leer otra vez.