Mostrando entradas con la etiqueta La vida del freak. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta La vida del freak. Mostrar todas las entradas

lunes, 23 de julio de 2012

UN AÑO SIN AMY WINEHOUSE


UN AÑO SIN AMY WINEHOUSE


La extrañó tanto como sí la hubiera conocido físicamente, la extraño como si hubiera sido una de mis mejores amigas; es imposible no extrañarla si aprendí tanto de ella, si por ella y unos tragos de ginebra he mandado al demonio tantas veces el despecho; cómo no extrañarla si por ella comencé a amar el jazz, cómo no extrañarla si de vez en vez aún lloro escuchando el Back To Black y me encuentro fuerzas escuchando el Frank.

Aún recuerdo la primera vez que la escuché, fue al ver los Brits Awards de 2007, escuché Rehab y yo me obsesione con ella, entonces ya nada fue igual, mi concepción de la música cambiaría por siempre, su estilo en general se convertiría en un descubrimiento importantísimo para mí, principalmente me interesó todo aquello que la había influenciado, y así fue como mi educación en el mundo del jazz y el soul inició formalmente y le dí un pequeño descanso a la música alternativa,

Al día siguiente después de verla en los Brits, en la primera oportunidad que tuve, fui a Mixup a buscar el Back To Black, llevándome la espantosa sorpresa de que dicho material no estaba en su catalogo; aún recuerdo las caras de los dependientes de la tienda preguntándome quién era ella y qué cantaba; ese día puse “patas arriba” la tienda buscando la manera de que me lo trajeran importado, y después de un poco de investigación en su sistema y la molestia del gerente conseguí que hicieran el pedido.

No recuerdo cuántas semanas tuve que esperar aquel cd, pero creo haber sentido que fue una eternidad, sin embargo, tenerlo finalmente conmigo me enorgullecía de sobremanera, pues el saber que sería uno de los primeros o tal vez el único en tener aquel disco en mi ciudad me hacía sentir especial; obviamente el escucharlo por primera vez de principio a fin fue una epifanía total, desde ese momento supe que sería uno de mis álbumes favoritos, que nunca me cansaría de escucharlo y que estaría conmigo mucho tiempo.

Recuerdo haber llegado a la Universidad escuchando Rehab con el volumen del sonido del auto a su máxima potencia, y recuerdo como mi amigo Jaime se enamoró de la música de Amy desde ese día gracias a mí.

Y luego escuché el Frank y Amy se ganó aún más mi corazón, y desde ahí nunca he dejado de amarla y de recurrir a ella cuando me enamoró y caigo en desamor, cuando festejo y cuando estoy triste.

Para mi ninguna “perra” estará a su nivel, ella es mi diva, mi diosa, mi amiga, que para el mundo sea la leyenda, para mi será otra de las mujeres que ha definido mi vida.

Siempre la extrañaré.



domingo, 10 de julio de 2011

CONVERSE Y SANDALIAS MARC JACOBS PARA SUPERAR LA DEPRESIÓN O LA HISTORIA DE UN AMOR NO CORRESPONDIDO.

CONVERSE Y SANDALIAS MARC JACOBS PARA SUPERAR LA DEPRESIÓN O LA HISTORIA DE UN AMOR NO CORRESPONDIDO.


Mira como ando mi amor
Por tu querer
Borracha y apasionada
Nomas' por tu amor

Mira como ando mi bien
Muy dada a la borrachera
Y a la perdición

Tu, solo tú
Has llenado de luto mi vida
Abriendo una herida
En mi corazón

En la obscuridad de mi habitación, y acompañado por un Jack en las rocas, con la lluvia tocando a mi ventanita y la música latiendo desde el reproductor; solo, tristeando para variar, deprimido, que es lo único que parece que hago últimamente.

El frío Bourbon roza mis labios, huele tan dulce, ojalá así olieran todos los venenos.

No escucho jazz, no puedo, necesito algo más fuerte, al nivel del trago que bebo, ahora escucho rancheras para olvidar, porque creo que eso me hará olvidar todo, y es que para un verdadero despecho, las rancheras resultan ideales para sacar todo.

No le dedico estas canciones que escucho a nadie en especial, se las dedico a mi mala suerte, a mi mala racha y mi maldito karma, a mi pinche soledad.

Esta noche no quiero ver a nadie, no quiero estar con mi familia, no tengo animo para aguantar las bromas e indiferencia de mis amigos, ni quiero encerrarme en un cine ni dar vueltas por la ciudad, quiero estar acompañado sólo por la música y mi Bourbon.

Tal vez es la depresión precumpleaños de cada año o tal vez que hoy más que otros días me pesa la soledad; voy a cumplir 27 años y nadie se ha enamorado nunca de mí. Cariño nunca me faltado, se que mi familia me quiere como nadie, mis amigos y amigas me aprecian, hay gente que incluso me admira y me respeta, pero no, sin intención de dramatizar –y eso que a mi se me da muy bien– nunca he sabido lo que es que alguien me ame.

No hago esta confesión para que alguien sienta lastima de mi, sino para liberarme, para ver si con esto que cuento por fin saco todo lo que traigo dentro y puedo avanzar, para ver si puedo cumplir 27 años sin nada que me impida valorar todo lo que he disfrutado este tiempo vivido.

Cuando nadie te quiera
Cuando todos te olviden
Volverás al camino donde yo me quede
Volverás como todos
Con el alma en pedazos
A buscar en mis brazos un poquito de fe

En mi vida solo me he enamorado verdaderamente de dos personas, una mujer y un hombre, dos seres maravillosos a los que nunca les pude confesar mi amor ¿Por qué? Pues por pendejo, por cobarde, por idiota, por miedo al rechazo.

A Sara la conocí en la preparatoria, me enamoré de ella de la forma más cursi e infantil de la que alguien pudiera enamorarse: aquel día ella caminó entre las bancas del salón de clases, y al verla, no fue su delicioso cuerpo que incitaba al pecado, ni sus pechos redondos y voluptuosos, ni sus nalgas firmes y redonditas cubiertas delicadamente por la mezclilla de sus jeans, lo que despertó mi amor y mi libido, fue su bello rostro blanco iluminado por el sol que se colaba a través de los ventanales, fue aquella luz que la hacía lucir pura e inmaculada, fue aquella voz dulce y serena que salía de sus labios, su mirar dulce y alegre lo que me embobo.

Ese día lo recuerdo como hoy, Sara expuso para la clase el ciclo del agua, lucia su uniforme de Luzac, fue la primera vez que noté su existencia y ya nunca más durante los tres años de prepa la dejé de notar.

A Sara le debo muchos sueños húmedos, mis fantasías pecaminosas de adolescente, mi amor infantil; para mi era muy especial, inteligente –era el mejor promedio de la clase junto con mi amiga Julia–, la presidenta de grupo, la líder de su círculo de amigas, bondadosa y agradable, amable y cariñosa, así era mi linda Sara.

¿Cuál fue el problema? Ella tenía novio y yo era un chico inseguro e insoportablemente obseso, freak y nerd, inseguro, reprimido y antisocial; por aquel entonces conocí a mis mejores amigas, Daniela y Mayra y a mi querido “compadre” JJ, sólo a ellos me atreví a contarles de mi amor por Sara; en múltiples ocasiones me incitaron a que le confesara mi amor, me aconsejaron que le dijera que la quería, que me gustaba, pero nunca me anime, yo sentía tanta vergüenza de que supiera que estaba loco por ella, es algo que no se explicar.

No quiero ni volver a oír tu nombre,
no quiero ni saber adónde vas".
Así me lo dijiste aquella noche,
aquella negra noche de mi mal.

Si yo te hubiera dicho "¡No te vayas!",
¡qué triste me esperaba el porvenir!
Si yo te hubiera dicho "¡No me dejes!",
mi propio corazón se iba a reír.

En este momento, mientas escucho a Lola Beltrán cantar la Noche de mi mal, comienzo a recordar muchas cosas, tal vez las razones de por qué nunca le confesé mi amor: Muchas veces escuché como el novio de Sara alardeaba de sus devaneos, de cómo tocaba su cuerpo, de cómo presumía que acariciaba sus senos y apretaba sus nalgas, de cómo besaba sus rosados y gruesos labios. Recuerdo como dejó a ese novio y comenzó a salir con otro tipo, y luego con otro; recuerdo que mi amiga Mayra un día enloqueció y comenzó a gritar que Sara me gustaba y ella la escuchó, recuerdo que a partir de ese momento Sara trataba de evitarme, pero que siempre que necesitaba algo de mi se acercaba como un gato de angora, sutilmente y sin escándalo, esbozando una sonrisa tierna pero picara, pidiéndome el favor mientras ladeaba sensualmente su rostro como si rogara, y recuerdo que nunca le dije no, mi respuesta siempre fue un bobo “claro que si”.

Pero la prepa terminó, y con ella concluyó mi amor por la mujeres, nunca más me volvería enamorar de una mujer, mis gustos cambiaría radicalmente; el último día de clases, yo con varios kilos menos, Mayra y Daniela se acercaron a mi, me dijeron “es ahora o nunca, si te rechaza al menos sabrás su respuesta, de lo contrario nunca sabrás si tal vez hubiera dicho sí”, pero no me atreví, no pude, no quise.

Varios años después Mayra, Daniela y yo fuimos a tomar un café con nuestra amiga Karla, una de las chicas con las que convivíamos mucho en la prepa, y ella nos contó lo que aún hoy me es difícil de creer:

-Sabes Arge, me hice muy amiga de Sara en la universidad, y un día le pregunté si supo que tu estabas enamorado de ella- Yo empalidecí –Me dijo que sí, que siempre lo supo, y me preguntó por qué nunca le dijiste nada, entonces yo la cuestioné, le dije que cómo habría actuado si le hubieras confesado tus sentimientos –Mayra y Daniela quedaron en silencio, esperando ansiosamente lo que Karla tenía que decir, yo solo bajé la mirada, me sentía avergonzado, exhibido, furioso con Karla por haberle dicho eso Sara –Sara me dijo que hubiera aceptado salir contigo al cine o a tomar un café, me dijo que creía que eras un chico dulce y bueno.

Mayra y Daniela voltearon a verme, y sólo atinaron a decir “te lo dije”, pero de una u otra forma yo supe que Sara nunca habría sido mi novia.

Los años pasaron y el recuerdo de Sara se borró, dejó de protagonizar mis sueños, y de un día para otro en ellos fue sustituida por Fernando, un ex-compañero de clases de Luzac; hacia mucho tiempo que no lo veía, y sin embargo no había día que no pensara en él, que no pensara en su sonrisa, en su cabello rubio y en sus ojos verdes. Y el tiempo pasó y siguió pasando y supe que nunca más me enamoraría de una mujer.

Pero no fue Fernando del chico del que me enamoré, aunque Samuel -como así se llama mi otro amor- también tenía el cabello rubio y los ojos verdes, y aunque sus ojos, en comparación con los míos, son pequeños y es difícil ver su color, cuando se tiene la dicha de tenerlo tan cerca –como lo tuve yo-, frente a frente, muy cerquita, tan cercas que uno se pierde en su mirar, entonces se puede notar el delicado verde de esos lindos ojos.

A Samuel lo conocí cuando hacia mis practicas en el Juzgado 2°, él hacia meritos en otro juzgado, pero siempre lo veía y él a mí, en ocasiones coincidimos en el elevador, en las escaleras, en los pasillos o en el baño, y un día, de la nada me saludo, creo que yo me sonrojé y no devolví el saludo.

Todo ese día no hice más que pensar en él, en su rostro, en sus mejillas rosas, en su cabello cortito y rubio, en sus labios chiquitos pero gruesos, en su piel extremadamente blanca, en su cuerpo atlético y en la dulzura de su sonrisa.

A partir de aquel día comencé a saludarlo, hasta que finalmente un día, luego de varias semanas, cuando coincidimos en el elevador, un día que también recuerdo como si fuera hoy, me preguntó:
-¿Estas en el juzgado segundo, verdad?-
-Sí- le contesté mientras bajaba la mirada y trataba de sonreír, entonces, él me preguntó
-Y cómo esta el ambiente, yo estoy en el Juzgado Primero, y ya estoy hartó, todos son muy cabrones; cómo te llamas.
Yo le dije y el me contestó:
-Yo me llamo Samuel- luego me extendió su mano de dedos gruesos y ásperos, pero tan blancos que se adivinaba el color de su sangre.

A partir de entonces nos hicimos amigos; íbamos juntos a la tienda a comprar algo para comer, platicábamos al salir del Juzgado, generalmente siempre en la madrugada, me invita a cenar o me daba un “aventón” a mi casa cuando yo aun no sabía manejar basta decir que siempre he preferido tener alguien que conduzca por mí), me invitaba a salir los fines de semana, obviamente, con tanto detalle en poco tiempo me enamoré de él.

Pero confundí las cosas, pues yo comencé a amarlo pero el siempre vio en mi sólo un amigo, alguien con quien platicar, un compañía, un soporte para no sentirse solo, un compañero al que podría confiarle que ya estaba harto de la gente de su trabajo.

Nos unimos mucho aquel año que estuvimos juntos, me comenzó a tomar confianza y yo a él; muchas noches nos amaneció platicando de mil y un cosas, por su culpa siempre llegaba tarde a casa y el pretexto que le daba a mi madre es que estaba trabajando.

Samuel, mi guapo Samuel, mi hermoso Samuel.

No le faltaban invitaciones de chicas, muchas veces me platicó de sus aventurillas, y yo siempre lo escuché como cualquier amigo habría escuchado, me contaba como las fulanas aquellas se volvía locas con él en la cama, como las besaba, como acariciaba sus cuerpos, como tenía sexo con ellas, y entonces yo me sentía morir.

Amanecí otra vez
entre tus brazos,
y desperté llorando
de alegría
me cobijé la cara
con tus manos,
para seguirte amando todavía
te despertaste tú,
casi dormido,
y me querías decir
no se qué cosas
pero callé tu boca
con mis besos,
y así pasaron muchas,
muchas horas

Con el pasar del tiempo, nuestra amistad se hizo más fuerte; yo, preferí no hablar sobre él con nadie, mis amistades nunca supieron de sus existencia, sólo la gente del Juzgado sabía de nuestra amistad, a diferencia de mi amor por Sara, del que tal parece todos sabían, de mi amor por Samuel preferí no contarle a nadie, él era sólo mío, sólo para mi, aquel tiempo que pasamos juntos siempre sería para mi, sólo para mí, así no tendría que dar explicaciones, no tendría que hablar nunca de él, ni de lo que sentí por él, su recuerdo sólo sería mío, siempre sería solo para mi.

Un mes antes del fatídico día, cumplí años, como ya es costumbre, decidí no hacer fiesta, fui a cenar con mis amigos de la prepa y desayunar con mis compañeros del juzgado, mis amigos de la universidad ni se acordaron, pero mi Samuel si se acordó, fue al Juzgado, me llevaba un chocolate y un abrazo tan calido como nunca más lo he vuelto a sentir; obviamente, me sentí inmensamente feliz, sumamente dichoso, toda la gente del juzgado vio como me abrazaba, las mujeres murieron de la envidia, envidiaron que aquel chico rubio me abrazara a mi.

-Feliz cumpleaños Arge, qué se va a hacer o qué-
-Vamos a ir a desayunar, nos acompañas-
-No, que te parece si esta noche paso por ti y nos vamos de parranda para celebrar-
-Ok, me parece perfecto- Y así quedamos, aunque antes de salir con él fui a cenar con Mayra, Daniela, Dante y Carlos, esa noche trate de que la velada se fuera rápido, yo ansiaba estar con Samuel, a mis amigos les pareció raro, pero al final logre zafarme.

Samuel pasó por mí, me sentía increíble, aquel chico me sacaría a celebrar mi cumpleaños; me llevó a escuchar jazz en mi bar favorito, “EL LOFT”, yo pedí vodka tonic, él cerveza; la noche avanzó, la plática se extendió hasta que el bar cerró y no corrieron, él quería seguir la fiesta, yo sólo quería estar con él.

Fuimos a una cantina del centro, pedimos tequila, el pago todo; yo me puse muy mal, comenzó a sonar una canción de Lucha Villa, en ese momento no supe como se llamaba, luego averigüe su nombre, se llamaba “Amanecí en tus brazos”; entonces dije algo de lo que a pesar de todo no me arrepiento: Te quiero, te quiero mucho, eres la persona a la que más quiero, y el me dijo –Eres mi mejor amigo cabrón, te quiero un chingo–.

Él ya estaba muy tomado, no podía manejar, dejamos su auto fuera de la cantina y tomamos un taxi, lo lleve a su departamento, dónde vivía solo, él es de Guadalajara; como pude lo lleve a su cuarto, lo tendí en su cama, estaba totalmente ebrio y sudoroso, lo vi dormido, desprotegido, con mi mano acaricie su frente, sentí la humedad de su piel sudorosa, lo vi indefenso, invulnerable, y quise besarlo, acerqué mi rostro al suyo, mis labios a sus labios, y cuando estuve a punto de besarle se movió y yo ya no me atrevía a hacerlo, supuse que seguía dormido, pero aun así me puse nervioso y preferí irme.

Al día siguiente no me habló, ni el siguiente, fue hasta el lunes de la semana subsecuente que lo ví, Samuel me saludo, pero fue todo, pasaron las semanas y no volvimos a hablarnos. Luego, él consiguió una novia, una chica del Instituto Frances, una mocosilla demasiado poca cosa para él.

Nos distanciamos, y yo me deprimí, pero qué más podía hacer, él ya no quería salir conmigo, sólo quería estar con aquella fulana. Agosto se fue volando y septiembre paso inadvertido, y entonces, un día de noviembre llegó nuevamente a mi juzgado, se acercó a mí, me saludo, luego me regaló por última vez aquella linda sonrisa y me dijo:

-Me voy a Guadalajara, acabo de conseguir trabajo allá, vengo a despedirme- me extendió su mano, esa hermosa mano, cuya calidez y tacto ya he olvidado, luego me dio un abrazo y antes de que se marchará le dije- Te deseo lo mejor Samuel, no te olvides de mi, sabes que te quiero mucho- Él me sonrió y sólo dijo –Cuídate, seguimos en contacto- Pero no fue verdad, la distancia nos separó, muchas veces le mandé mensajes, pero él contestaba con monosílabos y de manera fría, y yo perdí la esperanza de continuar en comunicación con él.

Entonces Guadalajara se convirtió en un estigma, no quise saber nada de esa ciudad, comencé a aborrecerla, a detestarla, comencé a odiarla porque lo alejaba de mi y desde entonces no puedo ir ahí por temor a encontrarlo, a verlo a los ojos, y ver que ya no me miraría igual, a encontrarlo, a que me vea que sigo igual; cuando mi amigo Jaime se fue a vivir allí y me preguntó si iría a visitarlo, le prometí hacerlo, pero a la fecha no he cumplido esa promesa, me da miedo encontrarme a Samuel, verlo feliz del brazo de alguna chica, ver sus labios rosados y saber que nunca sentiré su calidez.

Después de Sara y Samuel, no me he vuelto a enamorar tan intensamente, desde que los conocí he estado solo, triste y confundido. Después de ellos llego Vladimir, con el perdí mi virginidad, pero aquella noche no es digna de recordar, es preferible no hablar de aquello.

A Vladimir le siguió un tipo de cuyo nombre no me acuerdo, lo conocí en un bar una noche de calentura, no significó nada. Entonces decidí no volver a tener sexo con nadie, para qué, sin amor no significaba nada.

Basta de rancheras, necesito rock

The Head of State has called for me by name
But I don't have time for him
It's gonna be a glorious day
I feel my luck could change

Pull me out of the aircrash
Pull me out of the wake
I'm your superhero
We are standing on the edge

Sustituí el amor con la música, sobretodo con los conciertos y los festivales, a partir de 2007 no hubo concierto de alguna banda de rock que me propusiera ir al que no fuera.

Pero el tiempo y la necesidad me cayó encima, y la música no fue suficiente; hace un par de meses conocí a un chico en el deportivo donde practicaba natación, su nombre, José, no importa los detalles de cómo lo conocí, el chiste es que apareció en mi vida y me ilusioné, él estaba en una etapa difícil de su vida, yo estaba deprimido, él necesitaba alguien con quien hablar, alguien que lo protegiera, yo necesitaba sexo y compañía, el tenía 25, yo 26, y un buen día sin mediar palabra nos besamos y me lo lleve al motel.

Entonces, él me confesó que tenía novia, yo no sentí nada, lo vi a los ojos y le sonreí, luego nos vestimos, lo llevé a su casa y de camino a la mía escuché a Billie Holiday cantar una canción que penetró hasta mi corazón:

I'm a fool to want you
I'm a fool to want you
To want a love that can't be true
A love that's there for others too

I'm a fool to hold you
Such a fool to hold you
To seek a kiss not mine alone
To share a kiss that Devil has known

De José no me enamoré, sólo fue un acostón, pero no puedo negar que me dolió su confesión, porque estúpidamente me ilusioné. Después de aquella noche juntos, volvimos a repetir la experiencia un par de veces más, sólo fue calentura, no amor; el me volvió a marcar al celular, yo decidí no volver a contestar a sus llamadas y no volver al deportivo a practicar natación, no quería volver a verlo, él no volvió a llamar… hasta el momento.

No sé porque escribo todo esto, y peor aún, porque estoy a punto de publicarlo, tal vez es un acto de contrición, una forma de dejar todo detrás de mí, de olvidarlo, de sepultarlo.

¿Por qué me siento triste esta noche? Bueno, hay tantas respuestas, pero ninguna me basta, ninguna me satisface, hace años que me siento solo, y hace años que acepté esa soledad, pero hace un mes más o menos que ocurrió algo que no tenía planeado, algo que no dependió del todo de mi, algo de lo que puedo culpar a mis amigos y que es la razón de que hoy no esté con ellos, de que haya decidido estar solo y obscuras en mi habitación, tomando Bourbon y escuchando canciones de dolor.

Hace poco más de un mes conocí a “E”, así lo llamaré para proteger su anonimato, equiiiiiis; nos hicimos amigos por un amigo en común; comenzamos a conocernos, él no tenía amigos y se sentía sólo, yo sentía que mis amigos no me valoraban, comenzamos a salir, nos hicimos muy amigos en poco tiempo.

Un día hubo una reunión en casa de mi querido amigo Charly, decidí llevar a “E”, todos se quedaron sorprendidos; al día siguiente mis amigos me cuestionaron sobre mi relación con “E”, yo les dije que solamente éramos amigos, ellos no me creyeron y se burlaron de mi, dijeron que yo estaba enamorado de él, pero la verdad es que sólo lo consideraba mi amigo; la semana siguiente hubo una fiesta en casa de otro amigo, y volví a llevar a “E”; la noche transcurrió con alegría, pero en algún momento comencé a ver que “E” y un amigo comenzaron a intimar más de lo normal, y entonces, sin proponérmelo o adivinarlo siquiera, sentí celos, me sentí fatal. Entonces decidí abandonar la fiesta, no quise saber nada de nadie. Esa noche llegué a mi casa con un hueco en el estomago.

La tarde del día siguiente le marqué a “E” y lo invite a ir al café para platicar, pero me dijo que tenía muchas cosas que hacer. Horas después marcó a mi celular y me dijo que mi amigo, con el que había intimado más de lo normal lo había invitado al café, y me preguntaba que qué opinaba, yo me sentí traicionado, me sentí como plato de segunda mesa, me cuestioné ¿No tiene tiempo para salir conmigo pero sí con alguien más?

Fingí y le dije que se diera una oportunidad de conocerlo, colgué el celular y volvía sentir un hueco en el estomago, desde entonces a la fecha las cosas no han ido normal; me siento celoso aunque la verdad “E” no es mi tipo y solo lo consideró mi amigo, si no fuera porque mis otros amigos comenzaron a especular cosas, tal vez no me sentiría así; lo peor es que mis amigos andan raros, no me contestan las llamadas, andan raros, supuestamente trabajando o meditando sobre los cambios de sus vidas, y yo me siento solo.

Por eso estoy aquí, tomando Bourbon, solo, en mi habitación y en la obscuridad, mientras afuera el cielo aun está nublado aunque ya no llueve. Me siento confundido y deprimido. En mi vida nunca he sentido lo que se siente el amor, nadie se ha enamorado de mi, no pretendo dramatizar, sólo quiero tomar conciencia de lo que está pasando, de lo que estoy haciendo mal.

¿Qué estoy haciendo mal? ¿A caso soy feo y poco atractivo? Mmmmm… No soy un adonis, pero tengo mi atractivo, y de eso estoy seguro, hace medio año mi mamá me platicó algo que me perturbo.

Un día, ella charlaba con una vecina, ésta le contó a mi mamá que su hija había estado enamorada de mí, que siempre lo estuvo hasta que se embarazo de un tarugo y se casó con él.
-Estaba enamorada de él, creo que aun lo está.

Mi mamá me narró con orgullo aquella historia, la chica en cuestión, cuyo nombre preferí no saber, no pregunten por qué, se enamoró de mi al verme pasar cuando iba a la escuela, supuestamente le gustó mi porte intelectual, la manera sería y elegante en que siempre me comportó con la gente, y la manera en que usaba mis anteojos; le gustaba el color de mi piel, mi estatura y mi cabello ondulado.

Aquella confesión me resulto incomoda, le dije a mi mamá que callara, que no quería saber más, no pregunten del por qué de mi reacción, yo tampoco la sé.

Lo que resulta al menos positivo de aquella confesión, es tomé conciencia de que sí es posible que alguien se enamore de mi –así de poco autoestima tengo–; siempre me he considerado inteligente, culto y con un gusto musical envidiable, pero nunca habría pensado que alguien pensara en mi como elegante, intelectual y atractivo.

Entonces, si alguien se puede enamorar de mí, por qué las personas que yo he querido no me han correspondido, entonces por qué sigo solo a mis 26 años, casi 27, qué estoy haciendo mal.

No puedo evitar sentirme deprimido, hace meses que me siento fatal, la música y los conciertos y los festivales ya no suplen el vacío; he buscado formas de superar este sentimiento: hacer ejercicio, comer e ir de compras; las compras habían funcionado bastante bien hasta que conocí a “E”, desde aquel día en que me confesó que saldría con alguien que no era yo, ir de compras ya no alivia mi depresión.

Hasta hace un par de meses antes conocer a “E” y de que mis amigos anduvieran raros, comprar un par de Converse de tres mil pesos o un par de sandalias Marc Jacobs –cuyo preció aún hace llorar a mi estado de cuenta-, habían resultado suficientes para no sentirme triste, pero hoy, esos gastos innecesarios no alivian mi depresión.

Por eso decidí quedarme en casa esta noche de lluvia y escribir, escribir hasta que todo se olvide, hasta que me sienta sanado y como acto de contrición he decidido compartirlo en mi blog, porque estas son mis crónicas, mi diario, y porque necesito nuevamente recurrir a ellas para sacar esto que llevo dentro y me carcome, para olvidar que me siento triste, para olvidar que un par de converse y unas sandalias Marc Jacobs ya no sanan mi corazón.

Pero saben que es lo que verdadera me afecta, no son los recuerdos, no es la actitud de mis amigos, no es lo ocurrido con “E”, lo que me afecta lo que me duele, es Samuel, estoy a un par de semanas de irme de vacaciones a Puerto Vallarta, una playa cercana a Guadalajara, y me da miedo encontrármelo ahí, sé muy bien que seguido va ese lugar, no quiero verlo, no quiero encontrármelo, no podría, estoy a punto de cancelar el viaje, ya no quiero ir, no quiero saber si está con alguien, no quiero saber nada de él.

I'm on a roll, I'm on a roll
This time, I feel my luck could change
Kill me Sarah, kill me again with love
It's gonna be a glorious day

Pull me out of the aircrash
Pull me out of the wake
I'm your superhero
We are standing on the edge















miércoles, 16 de marzo de 2011

RADIOHEAD, COMO SI FUERA LA PRIMERA VEZ (CUARTA Y ÚLTIMA PARTE)

RADIOHEAD, COMO SI FUERA LA PRIMERA VEZ (CUARTA Y ÚLTIMA PARTE)






Lunes 16 de Marzo de 2009 - ÚLTIMA PARTE.

El cielo de la ciudad de México ya se había ensombrecido, la luna había quedado opacada con el brillante fulgor que emanaba del escenario, los cilindros blancos ahora estaban esparcidos por todo el escenario y de ellos fluía una intensa luz.

"Mi primer día en Luzac, mi mamá y mi papá me llevaron como si fuera el primero del jardín de niños; aún no son las siete de la mañana, ni siquiera ha salido el sol, el cielo está intensamente obscuro; entre la multitud que llega busco un rostro familiar distinto al de mis padres, no lo encuentro, pero llama mi atención un chico delgado y moreno de aspecto bastante humilde que, al igual que yo, se encuentra acompañado por sus progenitores; la imagen de aquel chico es cada día menos clara, pero constantemente viene a mi mente aquel sentimiento que me provocó ver su rostro confundido y triste en contraposición a la belleza de sus gruesos labios; pero sí recuerdo el vestido rojo y viejo de su madre, la gorra de camionero de su padre, el hecho de que sus padres parecían más viejos de lo que tal vez eran y que él lucia como un chiquillo, creo que incluso se veía más niño de lo que me pude haber visto yo. El rostro del chico, siempre fijo en el suelo, en algún momento sintió el peso de mi mirada y volteó hacía mi, sus inmensos ojos cafés me miraron no con tristeza, pero sí con aire de confusión; entonces lo comparé conmigo: él no era tan alto como yo, pero sí muchísimo más delgado, sus padres eran viejos y débiles, los míos notablemente jóvenes y llenos de vida, aunque tanto los de él como los míos nos veían a ambos con orgullo; los dos portábamos el uniforme de Luzac, el mio nuevo, el de él algo viejo, ambos poseemos el mismo color de cabello y de ojos, ambos estamos completamente solos, perdidos y temerosos.

Nuestras miradas se conectan levemente, me gusta, algo se remueve en mi interior, no sé qué es, algo me dice que tenemos una cosa más en común, pero qué puede ser, no lo entiendo; entonces escucho que alguien pronuncia mi nombre –Argenis–, volteo abruptamente, es mi amiga Liz, finalmente veo un otro rostro familiar, se apodera de mi la emoción, me olvido por completo del chico –y aunque parezca extraño– nunca más lo volvería a ver, pero todavía recuerdo el sentimiento que me provocó verlo, lo recuerdo como si fuera la primera vez."

“How come I end up where I started? / How come I end up where I went wrong? / Won't take my eyes off the ball again / You reel me out then you cut the string...” Despierto de mi cavilación, el concierto inicia, el escenario es todo luz y sonido, Thom baila como loco, yo gritó como poseso, cierro mis puños, tengo mucha energía encerrada que necesita salir, grito, desgarro mi garganta, estoy feliz, inmensamente feliz. “
You used to be alright / What happened? / Did the cat get your tongue? / Did your string come undone?...”

Termina 15 step, inmediatamente inicia There There: “In pitch dark I go walking in your landscape / Broken branches trip me as I speak / Just cos you feel it doesn't mean it's there...”; los cilindros proyectan una lluvia, un cubo y otras formas geometricas, chispas, estrellas, un bombardeo de colores: rosa, azul, morado, amarillo; Thom baila, veo a Jonny Greenwood, me embelezo con O’Brien. Bailo, muevo mis manos y alzo los brazos, la chica a mi lado fuma su porro, me convida, lo rechazo, ya no lo necesito; luego, The National Anthem, del glorioso Kid A, me mantiene en un estado de inconciencia mayor al de la chica junto a mi que se ha fumado todo el cigarrillo de marihuana:
“Everyone around here / Everyone is so near…”

"Sólo una vez me he enamorado, sólo una vez he sentido esta necesidad, este sentimiento, estas mariposas en mi estomago; mil y un veces he deseado probar los labios de otro ser humano, pero solamente los de ella me han parecido perfectos para hacerlo. Extraño sus ojos, creo que aun ansío su cuerpo, sus bellos pechos, sus curvas pronunciadas, su perfecto cabello, esas mejillas rosadas y los blancos dedos, la sonrisa tierna, la mirada dulce, el hablar pausado. Mi primer sueño húmedo se lo debo a ella, y mis primeros sueños perversos también se los dí; mi obsesión, mi primer amor; por ella lloré, por ella me oculté bajo la banca cientos de veces, por ella conocí la hipocresía, por ellas conocí lo inalcanzable, porque ella me era inalcanzable, o al menos así lo sentía. Y entonces también recuerdo a sus exnovios, delgados, morenos, idiotas, recuerdo como se la llevaban detrás de la prepa o a la plaza, recuerdo la manera en que la tocaban, recuerdo la soeces palabras que proferían frente a los amigos después de hacerlo, y yo sentía que con cada palabra la violaban y cada una de las carcajadas y los pensamientos oscuros era una puñalada en mi corazón. Lloré muchas veces, y el mismo número de ocasiones me pregunté qué tenían ellos y qué me faltaba a mi, por qué no tenía el valor de hablarle de frente, qué podía perder, en cambio la pude tener a ella; no conocí el sabor de sus labios adolescentes, ni la calidez de sus manos, o la suavidad de su mejilla, pero a pesar de todo, cuando busco a Sara en mis recuerdos, siempre la veo como si fuera la primera vez."

“...You are all I need / You're all I need / I'm in the middle of your picture / Lying in the reeds...”
Tras finalizar All I Need, comienza Kid A; veo a Abraham, ambos sonreímos, noto que una de las amigas de la chica extranjera se siente mal, se agacha, tal vez se ha mareado, dicen que le duele el estomago, la rubia voltea a verme, su rostro parece avergonzado y luego fastidiado –es que no comió nada y se fumó el cigarro– me dice y en seguida se dispone a ayudar a sus amigos con la chica enferma, el tipo que las acompaña se marcha, minutos después regresa con un refresco, yo prefiero olvidarme de ellos por completo.

Gritos, estruendo, vuelvo a gritar como poseso, pero todos entramos automáticamente en calma tan pronto Yorke canta: “Karma police, arrest this man / He talks in maths / He buzzes like a fridge / He's like a detuned radio…”.

"Recuerdo mi primera exposición frente a mis compañeros de clase de la Universidad, el tema se relacionaba con los símbolos y el lenguaje, yo he decidido hacer una presentación para explicar el efecto de los símbolos con el video de “Karma Police”, creo que sólo uno o dos de ellos habían visto el video, el resto lo desconocía por completo; ellos y la maestra lo ven, lo escuchan, le temen, les impacta, voltean a verme y se dan cuenta que soy raro, muy distinto a ellos; veo hacía el jardín y anhelo intensamente volver a estar en la prepa, con mis amigos escuchando a Radiohead como si fuera la primera vez."

“Karma Police / I've given all I can / It's not enough / I've given all I can / But we're still on the payroll...”, veo a Abraham sin que él lo note, algunas lagrimas escapan de sus ojos, yo cierro los míos y escucho: “This is what you'll get / This is what you'll get / This is what you'll get when you mess with us...”, el sueño anhelado, la felicidad alcanzada.

Otra vez me emociono como loco –yes, yes, yes– grito a los cuatro vientos y salto tan alto como me es posible, comienzo a cantar junto con Yorke: “Don't get any big ideas / They're not gonna happen / You paint yourself white / And fill up with noise / But there'll be something missing...”; entonces hay una conexión perfecta y total entre fan y músico, entre gurú y fiel seguidor, sin duda alguna Dios me habla en ese momento a través de Radiohead y la dulce voz de Thom que me dice: “You'll go to hell for what your dirty mind is thinking…”, y sin embargo no me siento desolado, pues ya he tenido una visión del paraíso esta noche.

A la dolorosa Nude le seguirán la poética Weird Fishes/Arpeggi, la poco popular pero psicodélica The Gloaming, la extraña rareza de Talk Show Host, y luego, la emotiva Videotape: “This is my way of saying goodbye / Because I can't do it face to face…”.

You And Whose Army? me pasa inadvertida porque aún sigo consumido por las emociones provocadas por Videotape; pero ahora es el turno de Jigsaw Falling Into Place: “Just as they play your favourite song / As your bad day disappears / No longer wound up like a spring / Before you've had too much...”; los cilindros llenos de luz siguen proyectando las figuras geométricas, que resultan más claras a la distancia, pues de cerca sólo son una explosión, una lluvia de colores.

Con Idioteque pierdo el completo control de mi, bailo, muevo los brazos, no creo posible que alguien pueda disfrutar más que yo de esto: “Ice age coming, ice age coming / Let me hear both sides / Let me hear both sides / Let me hear both...”. Y luego, otra pieza de la obra maestra llamada Ok Computer, se trata de Climbing Up The Walls: “It's always best when the light is off, / It's always better on the outside. / Fifteen blows to the back of your head, / Fifteen blows to your mind...”.

Dos luces blancas iluminan levemente la tarima, los chicos de la banda bromean, ajustan sus instrumentos, el staff se apresura a brindar su apoyo, la guitarra de Jonny emite un sonido, Abraham y yo creemos reconocerlo, nos emocionamos, la chica extrajera también reconoce la canción que la banda habrá de interpretar; vuelven a los ajuste, Yorke se acicala un poco con una toalla, vuelve a reír y luego dice algo, quince años esperamos aquellas palabras, y afortunadamente estabamos ahí para escucharlas de viva a voz por primera vez.

“Wake, from your sleep / The drying of your tears / Today we escape, we escape...”, la guitarra suena dulcemente, su voz duele, hace crujir el viento, la luz sólo los ilumina a ellos, a Greenwood y Yorke, a ambos pertenecemos, los dos forman parte de nuestras vidas; todos estamos en éxtasis, pero justo en el punto mas álgido del concierto, de pronto, una pinché falla técnica, intentan retomar la canción, y se equivocan nuevamente, desisten de aquel intento, Exit Music (For A Film) queda marcada para siempre en México, está maldita; muchos crucificarán a Radiohead por su error, aquel problema se convertirá en mito; Yorke sabe que está en deuda, son quince años de ausencia, para cualquier otro habría sido imperdonable, pero él, ellos son Radiohead, los transgresores, los experimentales, los alternativos, muy distintos a otros ingleses; desde que llegaron al país, los fans nos hemos rendido a sus pies, por eso, perfección es lo que muchos exigían como precio justo, y ahora pagaban con esto.

Abraham se mostró levemente indignado con lo ocurrido, pero entendió que cualquiera es susceptible de cometer un error; no recuerdo qué postura tomó Miriam al respecto, pero para JJ y para mí, aquella “fatídica” falla, que sería satanizada en todos los medios especializados, nos conectó con la realidad: para JJ y para mi ellos eran Dioses colocados en nuestro más alto altar, pero con este error se volvían a mostrar más humanos, más tangibles, más cercanos a nuestras vidas, más conectados a nuestros sentimientos, porque así como no hay humano perfecto, no hay músico que lo sea.

Veo a Yorke, él sabe que está en deuda, se nota en sus movimientos, lo expresa su rostro, pero decide continuar con el concierto.

Luego interpretan algo más movido, “Bodysnatchers” para después tomar un corto receso. Por mi parte, yo respiro intensamente, asimilo lo ocurrido hasta el momento, o por lo menos intento hacerlo; veo el cielo y me preparo para lo que habrá de seguir.





- - - PRIMER ENCORE - - -

"La primera vez que mi mamá y yo discutimos por algo serio fue de forma muy teatral y dramática, esa vez avienté los platos de la cocina, se rompen por completo, me ve con ira, pero opta por guardar silenció, no hay respuesta de su parte y con eso gana la partida, subo a mi cuarto, azoto la puerta, me habría gustado salir volado, haberme esfumado, sin embargo me pongo mis audífonos, y mientras escucho “How To Disappear Completely”, desaparezco en cierta forma"


“I go where I please
I walk through walls
I float down the Liffey.
I'm not here
This isn't happening
I'm not here, I'm not here...”



La primera canción en sonar es la sublime How To Disappear Completely, tras concluir ésta, le sigue la crítica Paranoid Android:


“Ambition makes you look pretty ugly,
Kicking and squealing gucci little piggy,
You don't remember,
You don't remember,
Why don't you remember my name?...”


Euforia y descontrol, luz intermitente, el sonido comienza a viajar lentamente:

“Rain down, rain down
Come on rain down on me
From a great height
From a great height... height...
Rain down, rain down...”

El brillo de los enormes tubos vuelve a simular la lluvia, pero ahora es más clara, menos violenta, el escenario es una obra admirable. La verdad, no presto mucha atención a Dollars And Cents, que fue la canción que siguió, pero me emociono con The Bends, me transporta a los noventas, la que tal vez siempre será mi década feliz:

“My baby's got the bends
We don't have any real friends
Just lying in the bar with my drip feed on
Talking to my girlfriend, waiting for something to happen
I wish it was the sixties, I wish I could be happy
I wish, I wish, I wish that something would happen...”

Desconcertante, misterioso y sin igual es el sonido de Everything In Its Right Place, Yorke la canta con el tono adecuado y justo, los Greenwood, O’Brien y Selwey ahora con esta rola se muestran impecables; la gente esta increíblemente emocionada, los rostros de los integrantes de RADIOHEAD se notan sorprendidos y felices, parecen no dar crédito a la respuesta que están recibiendo del público mexicano. Aquí termina el primer encore.





- - - SEGUNDO ENCORE - - -

Ahora empiezan con Like Spinning Plates, derivada del Amnesiac, que para mi representa una oda a la experimentación, en mi opinión es uno de sus trabajos menos apreciados; si el Kid A es el desligue de su tradición inglesa melódica, pegajosa y, por qué no decirlo, a veces banal, Amnesiac es la confirmación de esa separación y la comunión total con el nuevo milenio desolador y algo siniestro, como queda reflejado en este trabajo del dos mil uno.

Finalmente tocan una de las canciones que más había esperado aquella noche, mi nueva favorita, Reckoner, Thom la canta y siento que quedo satisfecho, le digo a Abraham que me doy por bien servido, Radiohead ha cumplido conmigo, y aunque me habría gustado escuchar otras canciones como Just o Fake Plastic Trees, aun así estoy feliz:

“Because we separate
Like ripples on a blank shore
In rainbows
Because we separate
The ripples on a black shore
Reckoner, take me with you
Dedicated to all human beings...”

Me vuelvo a percatar de O’Brien, que bien se mueve, me encanta, y cual groupie le gritó que lo amo, la gente ni se da cuenta de ello, y si lo hacen, me importa un bledo; Abraham y yo sabemos que el concierto está por concluir, sabemos que faltan una canción, pero ni siquiera imaginamos cuál es; yo ya no esperaba nada, no creía que pudiera haber sorpresa alguna, pero Yorke estaba en deuda y lo sabía.

Miriam comentaría después, como otros cientos de inconformes, que no debieron tocarla, que con ello arruinaron el concierto; Abraham tomó una postura contraría a ella, y dijo que ya sabía que diría algo por el estilo, que se mostraría disconforme, pero a él, escuchar esa canción lo había hecho muy feliz. Cuando le preguntamos a JJ, con una voz completamente emocionada sólo atinó a decir: “…fue un gesto muy noble, un gesto muy noble…”. Yo, en cambio, al oirla me sentí como si fuera la primera vez que la escuchara, como si fuera la primera vez que la cantara, volví a sentirla, a gritarla, a llorarla internamente y a sufrirla como el primer día que la escuche. Tal vez no será su mejor canción, pero para mi, como así es para miles, expresa mucho de mi vida, especialmente de mi forma de amar, de sentirme conmigo mismo; cuántas veces no cante esta canción y se la dediqué a Sara, cuántas veces me sentí así en Luzac, cuántas veces la cantamos JJ y yo, esta canción me pertenece, nos pertenece a todos los que amamos a RADIOHEAD.

Siempre me recordará tantas cosas, siempre me hará sentir lo mismo; en el futuro, cuando la escuche me evocará mi juventud, tiempos de ridiculez, de inocencia, de sin sabor; era necesario que esa noche la escuchara, debía oírla, debía cantarla, debía cerrar con ella un capítulo de mi vida, aceptarme tal cual soy, despedirme de tantas cosas y asimilar mi nueva realidad:

“But I'm a creep,
I'm a weirdo
What the hell am I doin' here?
I don't belong here
I don't care if it hurts,
I wanna have control
I want a perfect body
I want a perfect soul...”


Sentí que antes de esa noche, cualquier otro concierto al que hubiera ido se había borrado, porque este representa una primera vez; era la primera vez que veía a Radiohead, la primera vez que una chica coqueteaba conmigo y me percataba de ello, la primera vez que JJ renegaba de nosotros, la primera vez que escuchaba a Miriam cuestionar a Radiohead, la primera vez que veía llorar a Abraham, la primera vez que dejaba de sentirme mal conmigo mismo:

“I want you to notice
when I'm not around
You're so fuckin' special
I wish I was special

But I'm a creep
I'm a weirdo
What the hell am I doin' here?
I don't belong here, ohhhh, ohhhh...”

Al menos conmigo, Yorke saldaba por completo la deuda, estábamos a mano, fan y músico, guru y seguidor; la canté, la viví, recordé, grité, la chica extranjera se asustó cuando comencé instintivamente a golpearme el pecho y los muslos con los puños mientras cantaba: “I wanna have control, I want a perfect body, I want a perfect soul…”. La canté, la escuché, la sufrí como si fuera la primera vez.

Entonces pensé algo, pensé que un día no muy lejano alguien se enamore de mi, me quiera, me permita compartir el control de la relación, ame mi cuerpo imperfecto y salve mi alma incompleta; espero que esa persona lea lo que he escrito y encuentre una respuesta a mis rareza, perdone al yo voluble, caprichoso y amargado, comprenda a mi yo depresivo, perverso y al desconsiderado, se enamore aun más del Argenis amable, inteligente, noble y alegre; y, que cuando crea que tiene todo perdido, que no puede más conmigo, sepa que en mi vida puedo prescindir de todo, menos de la música, y entonces, espero que ese alguien –que me ame lo suficiente– un día llegue a mi puerta y me diga:

“Whatever makes you happy
Whatever you want
You're so fuckin' special...”

Algún día, esa persona me dedicará CREEP y yo volveré a oírla y cantarla como si fuera la primera vez.




FINAL.

El concierto terminó con Creep para sorpresa de todos, los integrantes de la banda se despidierion y las luces se encendieron por completo, el staff se apoderó del escenario para hacer lo suyo y la gente y nosotros comenzamos a salir; como aquel chico que vi en mi primer día de clase en Luzac, no volví a ver a la chica extranjera.

Caminamos mucho, todo estaba muy obscuro, nos era muy difícil movernos entre la multitud, y para colmo, de vez en cuando nos tropezábamos con los puestos ambulantes instalados en los lugares menos oportunos; la noche era fresca, las copas de los árboles se veían altísimas, el cielo era de un gris profundamente lóbrego, ya no había nubes, pero tampoco estrellas; caminamos mucho, y mientras lo hacíamos, Miriam, Abraham y yo platicamos de nuestras impresiones sobre el concierto, a lo lejos escuchamos un comentario pronunciado con ese inconfundible sonsonete chilango que nos hizo reír: “…acabo de ir a un concierto de KRAFWERK cerrado por RADIOHEAD”; tan pronto salimos del Foros Sol, supimos que en él hemos dejado mucho de nosotros, que hemos cerrado una etapa de nuestras vidas, pero sobretodo, sabemos que aquella noche jamás se esfumara de nuestras mentes, al evocar aquel recuerdo, siempre lo volveremos a vivir como si fuera la primera vez.


sábado, 12 de marzo de 2011

PEQUEÑA REFLEXIÓN DE UN SÁBADO POR LA NOCHE

PEQUEÑA REFLEXIÓN DE UN SÁBADO POR LA NOCHE

POR QUÉ IR A UN LUGAR DÓNDE UNA O VARIAS PERSONAS NO SERÁN DE MI AGRADO, DÓNDE LA MÚSICA NO SERÁ DE MI AGRADO, DONDE MI CONVERSACIÓN NO SERÁ TOMADA EN CUENTA, DONDE AL FINAL SIEMPRE TÉRMINO CUESTIONÁNDOME MÁS, DONDE ME QUEDARÉ SOLO CON MIS PENSAMIENTOS, TAN INCONTROLABLES, TAN LACERANTES, TAN PERTURBADORES


domingo, 27 de febrero de 2011

GLOOMY SUNDAY O EL INCONTROLABLE E INCOMPRENSIBLE YO.

GLOOMY SUNDAY O EL INCONTROLABLE E INCOMPRENSIBLE YO

Ir de compras y comer un buen helado de vainilla suele ser suficiente para contrarrestar mi tristeza, pero hoy necesito utilizar la artillería pesada para lograrlo: me preparo una taza caliente de té de jazmín (algo nada recomendable si se es habitante de un desierto), busco en mi colección de discos mi recopilatorio favorito de Billie Holiday y me dispongo a escucharla mientras me desahogo escribiendo.

En este momento debería estar estudiando para un examen, pero la verdad dudo mucho que pueda concentrarme si antes no saco toda esta tristeza, confusión y vergüenza que traigo dentro; pero por dónde comenzar.

Comenzaré hablando de mi adorada Billie y de lo que estoy sintiendo en este momento; un par de lagrimas amenazan con escapar de mis ojos mientras escucho Strange Fruit; mientras la dulce pero triste voz de Billie llega a mi cerebro, la primera lagrima escurre de mis ojos; oh Billie, adorada Billie, siento que solamente estamos tú y yo en mi habitación, solos tú y yo, contándonos nuestras penas y curándonos las heridas él uno al otro.

Siempre recurro a tus canciones más melancólicas cuando estoy más triste y confundido; y es que quizás escuchar tus dolorosas y depresivas interpretaciones me hacen darme cuenta de que hay gente aún más triste de lo que yo puedo sentirme; recuerdo que hay un capítulo de Sex and the City en el que Carrie se deprime ante el poco éxito obtenido en su primera entrevista de trabajo en Vogue, y uno de los directivos de la citada publicación le dedica una de tus canciones y le dice “…Billie Holiday, the only woman in more pain than you right now…” –recuerdo esto mientras comienza a sonar Gloomy Sunday, y entonces vuelvo a sentir con más intensidad como si de verdad Billie estuviera aquí junto a mi, viendo mi rostro lleno de lagrimas, y entonces decidiera cantar esta canción para contrarrestar con un fuerte antídoto mi depresión y apaciguar mis penas–.

Mientras más te escucho, más logro tranquilizarme, poco a poco me siento mejor, Billie, mi adorada Billie, mi compañera, mi amiga, la doctora que cura el dolor de cualquier alma, mi triste Billie, el único ser humano más dolido que yo en este momento.

¿Qué fue lo que paso?

Acabo de hablar con mi amigo Kello, “puso un espejo frente a mí”, y lo que ví no me gustó.

¿Qué viste?

Me ví a mi mismo idiotizado por el whisky y la ginebra, discutiendo con Ricardo y gritándole de forma grosera a José a mitad de la noche y en plena calle.

¿Por qué?

Porque culpa de mi incontrolable yo, mi explosivo y poco diplomático yo; sabes, creo que me estoy convirtiendo en lo que siempre odie.

¿En qué?

En el ebrio “mala copa” que arruina la fiesta, el payasito del que todos se burlan, o el desgraciado al que todos señalan; esa era la figura a la que siempre desprecié, y de la que mil veces he dicho no estar dispuesto a soportar.

¿Qué paso?

El sábado prometía mucho, pero al final yo solito me lo sabotee; la noche empezó mal cuando Sonia nuevamente fallo a su palabra de pagar una deuda monetaria contraída conmigo, y sabes, sin animo de sonar petulante, en verdad te digo que el problema no es el dinero, lo que me molesta es la falta de compromiso, de interés hacia mis problemas, la mala actitud, la poca cortesía y la poca responsabilidad, entre otras cosas. Platiqué con ella, le externé mi descontento, fui firme pero no grosero, me habría gustado mantenerme así toda la noche.

Luego, llegué a mi casa, le hablé a José para que me dijera qué planeaba hacer en la noche para festejar su cumpleaños, me dijo que nos reuniriamos en casa de Charlie, le digo que hablaré con los demás para informarles, pero me sorprendo un poco al darme cuenta que todos, menos yo, ya conocían el plan. Sabes, mi semana en el Tribunal estuvo algo complicada.

¿Por qué?

Me cambiaron un proyecto de sentencia el lunes, me sentí fatal, me sentí estupido, era una sentencia por la que obtuve felicitaciones y después, después me la cambian, para colmo de males otro abogado con el que constantemente estoy compitiendo, se congratula con mi superior e incluso obtiene la confianza de él y logra que le den un caso importante, ciertamente me da envidia, pero sobretodo me hace sentir aún más estupido.

Quizás, lo ocurrido este sábado fue sólo un reflejo de todo lo que fuiste acumulando durante la semana. Cuéntame, qué más pasó.

Un poco molesto por la actitud de mis amigos, decido olvidar todo viendo BLACK SWAN; esperaba que los cines de la localidad la estrenaran para verla de la forma correcta, “como Dios manda", en una sala de cine, pero no fue así, por lo que decidí descargarla y verla en la tv de mi casa; me preparé un par de Manhattans para verla; creo que fue la locura de Nina, la fuerza de la música y el aroma del amargo de angostura lo que me trastornó un poco.

¿Te gustó la película?

Me fascinó, la amé de principio a fin; sabes, me identifiqué con el personaje de Nina, yo, como ella, sé a la perfección que tengo las herramientas necesarias para hacer algo brillante de mi vida, pero me gana la debilidad, mi falta de compromiso, mi fragilidad, mi miedo, mi tristeza, me afectan demasiado los problemas con mi mamá y me es difícil romper las barreras de la comunicación para con mi amigos; mientras veía la película, al igual que Nina sentí que debía tratar de sacar a un yo más “negro”, más agresivo, más espontáneo, pero al final de la noche descubrí que sólo encontré a un yo más complejo, un yo incomprensible para mis amigos y para mi mismo.

Terminé de ver la película, entonces me puse mi sombrero nuevo, tomé mi fular gris y aborde mi automóvil para ir casa de Charlie; mientras conducía fui escuchando la banda sonora de la película, creo que eso me hizo perder un poco la noción de mis actos, pues por ejemplo, en determinado momento el auto alcanzó una velocidad de ciento cincuenta kilómetros por hora, obviamente, llegué a casa de Charlie en diez minutos en lugar de los quince que siempre me toma hacerlo, si no es que menos.

Llegué a la fiesta con la espada desenvainada, comencé a tomar, las bromas hicieron su aparición y con ellas también aparecieron mis respuestas altaneras y a la defensiva; la fiesta estaba resultando aburrida, aunque para mi la música por primera vez era buena, el setlist lo conformaban Garbage, Masive Attack, Oasis, Portishead y demás; yo comencé a molestarme con los comentarios de Ricardo, que parece que lo único que siempre quiere es exhibirme ante los demás; entonces, yo ya muy embriagado suelto la primera e injustificada bomba de la noche: DETESTO A LUIS.

¿Por qué dijiste eso?

Por idiota, pensando ingenuamente encontrar comprensión, pero mi comentario se enfrentó a un mundo desventajas, primero, porque la mayoría de las personas ahí reunidas lo idolatran, luego porque solté el comentario sin estar dispuesto a dar una justificación.

¿Y por qué no justificarlo?

Por miedo a comprobar que nadie se pondría de mi lado, porque obviamente, frente a él yo las llevo de perder, porque a pesar de que todo este tiempo he tratado de ser dulce y complaciente, a diferencia de él que es huraño, soberbio y descortés, no he logrado obtener “los puntos” necesarios para conseguir la sincera aprobación de algunos de ellos.

¿Qué más pasó?

Me puse más agresivo y altanero, y Ricardo más burlón; entonces, su nuevo amiguito, un chico de veintidós años me dijo algo que no me gustó: “ya bájale mi rey”; odié el tonito en que pronunció aquellas palabras, odié la forma en que me volteó la cara, detesté como me dio la espalda y se fue, dejándome sólo, negándome la satisfacción de contestarle algo, me dejo sintiéndome el patiño, haciéndome ver como al borracho idiota al que todos pueden decirle estupideces, al que todos deben controlar.

Y es que cómo es posible que alguien que ni me conoce pueda tan siquiera pensar en controlarme, o peor aún, en frenarme, ningunearme como si fuera un pendejo, un idiota al que hay que relegar.

La relación con el nuevo amiguito de Ricardo se fue al carajo desde el viernes cuando groseramente nos pidió a Santiago y a mí que no sentáramos en otra parte porque lo poníamos nervioso; aquella noche, Raúl, como así se llama, me pareció una persona soberbia, presumida y petulante, se la paso hablando de él, de lo mucho que hace en su trabajo, de lo inteligente que es, de sus viajes, de su ropa, de su nueva sala, de cosas triviales que me sacaron de mis casillas, y mientra lo hacia Ricardo nuevamente se burlaba de mi, exhibiéndome como si ese fuera su objetivo siempre que pronuncia mi nombre.

No crees que exageras.

No, el mismo Paco me lo confirmó en la tarde del sábado, después de la comida por el cumpleaños de José; me dijo que Raúl no estaba interesado en ser mi amigo, que yo no era de su agrado, que el ya había platicado con él.

¿Qué más paso la noche de ayer?

Todos decidieron ir a una fiesta, yo no quise ir, me molesté mucho por culpa de Raúl, subí a mi auto, arranque y me fui, pero en determinado punto de camino a mi casa, el incomprensible yo apareció frente a mí, me dijo que debía confortarlo, que no debía guardar aquel resentimiento; yo ya estaba demasiado ebrio, tomé mi celular y le marqué a Ricardo, no me contestó, volví a marcarle, nuevamente no atendió a mi llamada, lo hice una vez más, y me dijo algo que odié y que encendió mi ira: “…dónde andas mamacita..”; odio, odio de sobremanera que me trate como si fuera una mujer, lo detesto; comencé a gritarle, me puse como loco, le dije que no quería volver a ver a Raúl, que lo detestaba, que no lo soportaba; Ricardo me preguntó que por qué y luego se rió, yo le colgué.

El incontrolable yo no estaba dispuesto a dejar las cosas así, tenía que hacer un escándalo mayor; di la vuelta y conduje al lugar en que sería la fiesta; al llegar vi a todos afuera del lugar, estacioné el auto y caminé hacia ellos, sólo Kello se alegró de verme, de los demás sólo sentí hastío –créeme que los entendí, de seguro pensaron, y claramente le atinaron, que haría una de mis clásicas escenitas de embriaguez–; jalé a Ricardo de un brazo, le grité que quería hablar con él, José intentó mediar en el asunto, a él también le grité, lo saqué de sus casillas, y entonces me dijo sarcásticamente: “…si quieres hacemos una fiesta para ti…”, Ricardo lo secundó, estallé, pero ya no les grité, cerré fuertemente mis labios, abrí mis ojos a más no poder, me dí la vuela y me fui.

Memo, lógicamente preocupado, me mando un mensaje pidiéndome que le avisara cuando llegara a mi casa para saber que había llegado bien, y así lo hice, pero además le pedí que le dijera a Ricardo que no quería volver a verlo y mucho menos a Raúl.

El incomprensible yo, gran amigo resultó ser del incontrolable yo, y juntos, una vez más, armaron un drama inocuo, soso y sin justificación para arruinar mi reputación, para desmadrar mi amistada con ellos, para llenar un poco más el vaso con agua que sé que tarde o temprano se habrá de desbordar.

Llegué a mi casa, y nuevamente, cual estupido que soy, me puse a llorar, no por lo que los demás me hicieron, sino por lo que yo mismo me estoy haciendo, por lo mal se que me veo.

Hoy Kello me pidió que lo acompañara a hacer algunas compras, aunque su verdadera intención no era la compañía, sino platicar conmigo; me explicó todo lo que pensaba, me expresó lo mal que ponía cada vez que tomaba; sabes, Kello se comportó como un verdadero amigo, me dijo muchas cosas, mil razones por las cuales debería controlarme, lo hizo de una forma correcta, amigablemente, pero lo más importante, sin juzgar.

Me gustó que fuera honesto conmigo, pero no puedo negar que me hizo sentir muy mal, entonces llegué a casa, prepare mi té de jazmín, te busqué a ti para escucharte, y después prendí la computadora para desahogarme.

¿Qué piensas hacer?

No sé, no quiero pedir disculpas, no quiero ver a ese Raúl, no quiero hablar con Ricardo, me siento enormemente avergonzado con José, se que Charlie ha de estar hastiado de mi, y que Memo tal vez ya se acostumbró. No quiero pedir perdón, prefiero no salir, prefiero enclaustrarme, escucharte todo el día, tomar más té, tomar los libros e intentar estudiar.

Sabes, ya no me siento tan tiste, ahora me siento solo, confundido, perdido, avergonzado, moralmente apaleado, yo más que nadie aborrezco al intolerable yo, al intragable yo; no sé qué hacer, solamente estoy conciente de que este es un domingo triste, perturbadoramente triste para tratar de amar al incomprensible yo.




jueves, 26 de agosto de 2010

RADIOHEAD, COMO SI FUERA LA PRIMERA VEZ. (PRIMERA PARTE)

RADIOHEAD,
COMO SI FUERA LA PRIMERA VEZ.
UNA CRÓNICA PENDIENTE SOBRE AQUEL CONCIERTO.



Lunes 16 de marzo de 2009.

Ahí estaba yo, abordando un avión bajo un cielo aún en penumbras, despidiéndome sin ánimo de hacerlo nuevamente de la misma ciudad; para mi fortuna, el avión tardó lo suficiente en despegar para ver otra vez un vaporoso amanecer en aquella nada sutil Ciudad de México; cuando finalmente despegó, y los primeros rayos solares atravesaron la ventanilla, todo el cansancio de lo vivido el fin de semana se hizo presente; mis parpados se tornaron pesados, inútilmente luchaba por mantenerme despierto, y cuando entendí que nada podía hacer por evitar el sueño, me coloqué los lentes oscuros y me permití dormir, y el letargo trajo consigo la sensaciones del fin de semana, y en entre ensueño y conciencia lo volví a vivir todo como si fuera la primera vez.

Viernes 13 de marzo de 2009.

No recuerdo el tiempo exacto que mi amigo Abraham tenía viviendo en la Ciudad de México, pero para mí era demasiado; al bajar del avión, él ya me esperaba en la moderna terminal dos del Aeropuerto Internación Benito Juárez; abordamos un taxi que recorrió calles oscuras y serpenteantes, laberínticas y caóticas, mientras nos poníamos al corriente de noticias; aquel fin de semana representaba para mi un escape, una forma de dejar atrás la tristeza, el inició de año me estaba resultando difícil, por aquel momento experimentaba situaciones verdaderamente difíciles en el campo laboral; enero y febrero habían sido depresivos, oscuros e hirientes, todo apuntaba a que sería un mal año, pero me había propuesto olvidar todo, borrar de mi rostro cualquier dejo de tristeza y aniquilar cualquier preocupación.

El viernes comenzó oficialmente en la Condesa, con una cena en un pequeño bistró de los tantos que abundan en la zona, concluida ésta, Abraham y yo recorrimos la colonia, nos perdimos entre la multitud, nos bañamos con el ruido y los aromas que inundaban el ambiente; tras varias cuadras recorridas, optamos por ir al Black Horse, un pequeño bar en el que permanecimos hasta que nos encontró la madrugada. Yo tomé vodka, él prefirió el whisky, pero fue la música y la gente la que nos embriagó; pese al sofocante calor que se experimentaba en el sitio, el bar me gustó mucho, aún y cuando según Abraham sus mejores tiempos ya habían pasado, pero, qué lugar puede ser fresco y novedoso en una ciudad donde cada día surge algo nuevo y pretencioso.

Como es costumbre, Abraham y yo hablamos de un sinfín de temas, y aunque en ocasiones, al ir y venir de los diálogos, a veces coincidimos en opiniones, generalmente diferimos en nuestros puntos de vista, lo que nos lleva a protagonizar encarnizadas luchas por defender nuestras perspectivas, pero al final guardamos silencio, cambiamos de tema y volvemos a ser amigos. En algún punto de la noche recordamos a José Juan y a Miriam, y hablamos de ellos, recordamos la manera en que los cuatro nos habíamos conocido, remembramos aquel plan trazado en el pasado y cuya realización, que había dejado de ser incierta hacía muchos meses atrás, estaba a punto de ejecutarse: los cuatro iríamos juntos a ver nuestro primer concierto de RADIOHEAD; mientras recordábamos eso, “Obstacle 1” de Interpol comenzó a sonar a petición mía pues minutos antes le había solicitado al DJ que pusiera algo de ellos, cosa que no creí posible, ya que la encantadora respuesta de ese chico rubio con mejillas tostadas por el sol, fue: “…esta noche no es posible, ‘tenes’ que ser feliz con lo que te doy, todos discos estar desordenados…”, palabras estas recitadas en un español que lo delataban como extranjero y acompañadas por una vaga mirada de entre apenado y “pasado”, sin embargo, terminó poniendo la rola para mi beneplácito y satisfacción, ganándose con ello mi simpatía.

Abandonamos el Black Horse muy tarde, ya casi nada estaba abierto, pero de camino al departamento de Abraham hicimos una última parada en un diminuto bar, bastante “mono”, donde ambos nos conformamos con el último par de cervezas; ya había muy poca gente en el lugar, salvo una parejita que derrochaban cariño y un grupo bastante peculiar acomodado frente a la mesa que mi amigo y yo ocupamos; extrañamente algo del grupo en comento llamó mi atención, de principio no lo supe entender, no fue el hecho de que festejaran el cumpleaños de uno de ellos, que fueran cinco tipos y una chava, ni que todos (salvo la chica) fueran gays, no, lo que me cautivó de aquel grupo de amigos fue la manera en que compartían y denotaban su cariño, sin inhibiciones, sin malas intenciones, sólo abrazos, alguno que otro beso en la frente o la mejilla, miradas de complicidad y palabras prorrumpidas tiernamente, como si fueran hermanos, como si fueran de la misma familia, una familia.

Bastante tomados, Abraham y yo dejamos el bar con la plena necesidad de llegar a nuestras camas; caminamos por las oscuras y ahora silenciosas calles de la Condesa hasta llegar al departamento, donde una vez postrados en las camas cerramos los ojos para acortar el tiempo que nos separaba del tan anhelado lunes dieciséis de marzo.

Sábado 14 de marzo de 2009.

Tan pronto terminé la llamada y le informé a Abraham que JJ nos dejaba nuevamente plantados, caminamos apresuradamente a la entrada del Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México, estábamos ahí para ver la exposición titulada “Zares, Maravillas de la Rusia Imperial”, la cual comprendía una serie de objetos pertenecientes a la colección del Museo del Emitage, de San Petesburgo.

Mientras que para la mayoría de los visitantes, recorrer la exposición a lo mucho les tomaba dos horas, a Abraham y a mí nos llevó cuatro, ni él ni yo estábamos dispuestos a deambular por las salas de la muestra contemplando sólo los objetos, nuestra intención desde el momento en que ingresamos al lugar fue apreciar cada pieza y cada crónica ahí exhibidas, aprender y comprender lo más posible la historia de un imperio, que a distancia, parece más glorioso de lo que en verdad fue.

Luego de abandonar la exposición, decidimos comer en algún restaurante de Polanco antes de reunirnos con Miriam, a quien veríamos mas tarde en la entrada del Museo de Antropología; a la hora convenida, Abraham y yo aguardamos la llegada de nuestra amiga en una de las tantas bancas situadas en la explanada del museo; como es ya clásico en ella, Miriam volvió a llegar tarde, pero la verdad, si acaso su demora llegó a molestarme, el tedio desapareció tan pronto nos abrazamos, nos dimos un beso y compartimos sonrisas; comenzamos a caminar por todo el Paseo de la Reforma mientras hablamos un poco de la exposición, y aunque duramos muchísimo tiempo paseando, a mi me pareció que se fue volando, la platica de los tres había acortado las distancias y el tiempo, de ahí que en un abrir y cerrar de ojos hubiéramos llegado al centro histórico de la ciudad; nuestra caminata nos condujo al Zócalo y de ahí a la Plaza de Santo Domingo, donde una “tocada” de ska estaba por concluir; caminamos nuevamente, y luego cruzamos frente al Centro Culturar España, donde se apreciaba un larga fila para ingresar a una fiesta que amenazaba no tener fin.

Volvimos a caminar mucho, a recorrer las calles del centro histórico, a cruzar el Zócalo y dejar a nuestras espaldas el Palacio Nacional; era ya muy tarde, Miriam se tenía que marchar, al día siguiente ella iría a ver Radiohead y nosotros la exposición de Lachapelle; la acompañamos a la estación más cercana del metro, nos abrazamos y nos despedimos de ella, prometimos vernos el lunes por la mañana para ir a comer los cuatro juntos: JJ, Abraham, Miriam y yo, y platicar y esperar el momento en que el concierto comenzara, pues así lo habíamos planeado cuando no éramos más que un montón de adolescentes.

domingo, 15 de agosto de 2010

GAGA O THE STROKES, ELIGIENDO ENTRE LOS MONSTRUOS DE N.Y. (PRIMERA CRÓNICA SOBRE LOLLAPALOOZA 2010)


GAGA O THE STROKES, ELIGIENDO ENTRE LOS MONSTRUOS DE N.Y. (PRIMERA CRÓNICA SOBRE EL LOLLAPALOOZA 2010)


La música es en mi vida lo que es la droga, el sexo, el alcohol o la comida para otras personas, es un vicio indispensable, un placer al que de vez en vez debo recurrir para poder aguantar la deprimente realidad de la época en que me ha tocado vivir.

Pero así como el drogadicto recurre a distintas sustancias para experimentar diversas sensaciones, en mi caso las sustancias fuertes que consumo para abstraerme de todo se llaman festivales de rock, y es que en verdad no hay experiencia más fuerte que la que se pueda vivir en un festival: la alucinación total, el calor, los cuerpos sudorosos, la energía que brota a cada instante, las bandas y artistas entregándose con toda intensidad, el alcohol, la yerba impregnando el ambiente, las muestras de amor honesto, el rock.

Ahora bien, en mi vida me he planteado distintas metas a cumplir, algunas más importantes que otras, más fáciles de llevar a cabo o más complicadas de realizar, más banales o más trascendentes, dependiendo del cristal con que se miren; una de esas metas es ir aunque sea una vez a los tres festivales de rock que considero los más importantes de mi generación: GLASTONBURY, LOLLAPALOOZA y COACHELLA, mi Santísima Trinidad de los festivales, las ligas mayores del rock, el circuito cúspide de los conciertos.

Hace una semana pude saciar –por un tiempo– mi vicio, yendo al icónico festival Lollapalooza, el favorito de la generación X durante los noventas, y de paso conocer la famosa “WINDY CITY”, la imponente ciudad de Chicago.

Obviamente Lollapalooza no representaba el primer festival ni el primer concierto masivo al que asistía, pero sí era el primero al que iría en el extranjero, el primero para cumplir una parte de mi meta y el primero al que iría completamente solo, además, el Lolla, como cualquier otro festival, traía consigo una serie de retos a vencer, el más difícil de todos: programar el horario.

Diversos son los factores que se deben tomar en cuenta para armar un horario de festival: conflictos en las filas para comprar alimentos o bebidas, el tiempo de espera para que comiencen los conciertos, la distancia entre un escenario y otro, el clima, la demás gente –que al igual que uno trata de acceder al mejor lugar para disfrutar de los conciertos–, y el más dramático de todos, que dos bandas o artistas que mueres por ver se presenten al mismo tiempo en los escenario más separados el uno del otro.

El horario que más trabajo me costó armar fue para el viernes seis de agosto, pues debía elegir entre ver a The Strokes en el Budweiser Stage, o a Lady Gaga en el escenario principal, el Parkways Foundation Stage; para muchos la decisión habría sido fácil, The Strokes por encima de la cantante de pop, e incluso para mi también lo habría sido hasta antes de deambular por las calles de Chicago, específicamente por la Halsted Street en la zona conocida como el Boystown.

Muchos días me llevó tomar una decisión, y es que aunque no me considero un fan de Lady Gaga, no puedo negar que me agradan muchas de sus canciones, las cuales siempre me evocaran buenos recuerdos –muchos vinculados a grandes fiestas–, especialmente por cuestiones personales y por mi relación con algunos amigos. La decisión finalmente la tomé el jueves cinco de agosto, mientras caminaba, como ya lo mencione, por Halsted Street, donde el ambiente y los comentarios que pude escuchar me contagiaron con el ánimo de ver a la Gaga, además, ví como una señal positiva extra para hacerlo, el encontrar en mi habitación de hotel, la revista “TIME OUT CHICAGO” de regalo, que en su portada muestra la imagen de los Strokes rasgada, y bajo ella, una foto de Lady Gaga acaparando el centro de atención.

Algunos amigos me han preguntado qué si no hice mal al haber preferido a LADY GAGA frente a la presentación de THE STROKES, la respuesta es sencilla: NO, definitivamente no; aunque por algún instante dude entre ambos artistas neoyorquinos, el concierto de Lady, dejando de lado el morbo de verla en el escenario, me parecía más interesante y sobretodo sabía que sería hasta cierto punto más memorable, creo que de una forma u otra aquella fue una presentación que traspasará las puertas del tiempo y se convertiría en otra de las anécdotas legendarias del festival Lollapalooza.

Para entender la importancia que atribuyo a la presentación del pasado viernes seis de agosto, es necesario poner en contexto lo siguiente:

En el dos mil siete, la misma Lady Gaga, pero con el cabello oscuro y completamente desconocida para las masas sedientas de escándalo y polémica, debutó en uno de los escenarios más pequeños del Lollapalooza, con una presentación bastante austera y frente a un reducido grupo de personas; su nombre pasó desapercibido en un lineup donde figuraban grandes “tiburones” del rock y grupos legendarios como Pearl Jam, Daft Punk, Iggy & The Stooges, Interpol, Yeah Yeah Yeahs, Snow Patrol o Amy Winehouse (la que bien podría ser su hermana gemela, pues los rasgos fisonómicos de ambas son similares).

La Lady Gaga del dos mil siete no era la misma que ahora cuestiona la fama, la que es objeto de criticas ásperas e icono de la moda por igual, la cantante de entonces no vestía de Alexander McQueen, no tenía avión privado y las drogas eran parte de su diario acontecer; pero a partir de aquella fecha, la Gaga experimentó uno de los ascensos más rápidos y polémicos a la cúspide de la popularidad que jamás se ha visto, tres años fueron suficientes para convertirse en la consentida de los charts a nivel mundial, desde entonces ha recibido gran parte los premios que la industria puede ofrecer (y los que le faltan), ha superado en ventas a cualquier otra cantante, e incluso es motivo de copia y modelo a seguir de todas las “disque grandes” princesas del pop; los mejores diseñadores de moda, incluso los más conservadores, crean extravagantes diseños con el deseo de que la diva decida lucirlos al menos una tarde domingo; la chica del dos mil siete nunca se imaginó que conocería al “monstruo de la fama” y de lo terrible que podía ser, un monstruo constituido de soledad, drogas, adulación vacía, criticas acidas y miradas desaprobatorias, un ser sórdido, violento y perverso de cuyo daño hasta el momento parece salir mejor librada que muchas de sus contemporáneas (ahí está por ejemplo el caso de la pobre de Amy Winehouse); sin embargo no todo ha sido miel sobre hojuelas, y como la propia cantante lo reconoció ese viernes, el camino para llegar al nivel en que ahora se encuentra no ha sido fácil, incluso su presentación en el Lolla de este año había representado una lucha complicada frente a los críticos que la señalaron y reprobaron su presencia en el festival, por eso, para ella estar ahí, en el Parkways del Lollapalooza, constituía un gran triunfo en su carrera, algo que jamás olvidaría; asimismo reconoció que aquello no habría sido posible sin el apoyo incondicional de sus fans, por eso su concierto en el Lollapalooza era un tributo para ellos y para la ciudad de Chicago, a la que señaló amar más que a cualquier otra, incluso, anteponiéndola a su natal N.Y.

Creo que todos los que optamos por verla ese viernes quedamos con un buen sabor de boca, muchos nos hicimos un poquito mas fans, y los que ya lo eran confirmaron su devoción por la estrambótica cantante, y cómo no hacerlo, si la mujer se comportó como toda una profesional más que como una diva, muchos fans y críticos se rendindieron a sus pies con la humildad y sencillez que mostró en el escenario; por principio se puede decir que a la Gaga se le salieron las lagrimas al ver como su sueño de estar en el escenario principal se hacia realidad y al apreciar la enorme cantidad de gente ahí reunida para disfrutar su concierto –la gente congregada en el Parkways Stage hacía imposible que el más diminuto alfiler cupiera–, y todo pese a que los puristas y los peores detractores se oponían a esta situación. Su concierto empezó de manera puntual, cantó en vivo, duro poco más de dos horas, nunca dejó de bailar e interpretar sus composiciones con toda intensidad, ni de mantener un dialogo directo con el público, al que, además de entregarse por completo, se mostró sin tapujos, tal cual ese, desnudando su alma y mostrándose tanto vulnerable como poderosa, llena de defectos como cualquier otro ser humano pero con las grandes virtudes de un gran músico.

En contraposición, THE STROKES -según lo que pude indagar y lo que leí los días siguientes- empezaron treinta minutos tarde, su concierto duro menos de lo previsto, una hora a lo mucho (y según lo que escuché, ni siquiera eso, aunque parte de la prensa y algunos fans que a capa y espada los defienden, señalen lo contrario), hubo una escasa o una nula interacción con el público, y peor aún, no mostraron nada nuevo, máxime que para una ausencia de varios años de los escenarios, estos Neoyorquinos estaban comprometidos a demostrar que aún pueden mantenerse vigentes en un mercado que ellos mismos revolucionaron y que ahora puede quedarles demasiado grande; ciertamente rockeron tan bien como siempre, pero tampoco se puede negar que tuvieron una actitud más “diva” que Lady Gaga; si bien no podría emitir una opinión con conocimiento de causa respecto a qué tan buena o mala fue la presentación de The Strokes, puedo decir que si hubo algo que llamó mucho mi atención, es que durante aquel fin de semana nadie habló de ellos, todos los comentarios giraron en torno a las presentaciones de Lady Gaga, Arcade Fire, Phoenix, Green Day, MGMT, The XX, Jimmy Cliff, The Black Keys o The New Pornographers, por mencionar algunos, pero en verdad no recuerdo haber escuchado a nadie hablar sobre el concierto de THE STROKES; creo que antes de que Strokes iniciara su presentación, debieron recordarles que ese era el FESTIVAL LOLLAPALOOZA, y no una simple fiesta de fin de semana.

El sábado siguiente a las presentaciones en comento, los diarios y los comentarios que corría por todo el downtown de Chicago coincidía de manera unánime: Lollapalooza tenía una nueva Reina, LADY GAGA.

Aunque no tengo porque justificarme, y ciertamente esta no es una explicación, creo que sí era importante defender la “trascendencia” del concierto de Lady Gaga frente a muchos críticos, especialmente frente aquellos que no estuvieron ahí y que no tienen idea de lo que se vivió el pasado viernes seis de agosto (como ocurrió con los locutores de RMX, una estación de radio que respeto mucho, pero que creo cometieron una equivocación al criticar a la gente que asistió al concierto de Gaga, como si ellos tuviera la verdad absoluta o el conocimiento supremo para señalar a los demás, cuando, obviamente, estos locutores no pueden emitir un comentario certero sobre un concierto en el cual no estuvieron presentes, pues ellos estuvieron viendo los pocos minutos que duraron Strokes); la verdad no me arrepiento para nada de haber visto a Lady Gaga, y mejor dejémoslo en esto: quien no haya tenido un BAD ROMANCE, que tirare la primera piedra.