jueves, 17 de marzo de 2011

A DOS AÑOS DE RADIOHEAD EN MÉXICO

A DOS AÑOS DE RADIOHEAD EN MÉXICO


Este es un día muy significativo para mi porque celebro el 2o Aniversario de la primera vez que ví a RADIOHEAD en concierto; además, esa fecha implica el punto de partida de muchos proyectos personales, la llegada de gente importante a mi vida y el cambio de muchas cosas.

Es por eso que quise celebrarlo publicando la última para de la crónica de aquel concierto, la cual me ha llevado dos años escribirla; espero haber cumplido con sus expectativas y que sea de su agrado.

Les dejo el video con el concierto completo de RADIOHEAD en Praga, de dos mil nueve, m uy similar a los celebrados ese mismo año en México.

Nos leemos pronto





miércoles, 16 de marzo de 2011

RADIOHEAD, COMO SI FUERA LA PRIMERA VEZ (CUARTA Y ÚLTIMA PARTE)

RADIOHEAD, COMO SI FUERA LA PRIMERA VEZ (CUARTA Y ÚLTIMA PARTE)






Lunes 16 de Marzo de 2009 - ÚLTIMA PARTE.

El cielo de la ciudad de México ya se había ensombrecido, la luna había quedado opacada con el brillante fulgor que emanaba del escenario, los cilindros blancos ahora estaban esparcidos por todo el escenario y de ellos fluía una intensa luz.

"Mi primer día en Luzac, mi mamá y mi papá me llevaron como si fuera el primero del jardín de niños; aún no son las siete de la mañana, ni siquiera ha salido el sol, el cielo está intensamente obscuro; entre la multitud que llega busco un rostro familiar distinto al de mis padres, no lo encuentro, pero llama mi atención un chico delgado y moreno de aspecto bastante humilde que, al igual que yo, se encuentra acompañado por sus progenitores; la imagen de aquel chico es cada día menos clara, pero constantemente viene a mi mente aquel sentimiento que me provocó ver su rostro confundido y triste en contraposición a la belleza de sus gruesos labios; pero sí recuerdo el vestido rojo y viejo de su madre, la gorra de camionero de su padre, el hecho de que sus padres parecían más viejos de lo que tal vez eran y que él lucia como un chiquillo, creo que incluso se veía más niño de lo que me pude haber visto yo. El rostro del chico, siempre fijo en el suelo, en algún momento sintió el peso de mi mirada y volteó hacía mi, sus inmensos ojos cafés me miraron no con tristeza, pero sí con aire de confusión; entonces lo comparé conmigo: él no era tan alto como yo, pero sí muchísimo más delgado, sus padres eran viejos y débiles, los míos notablemente jóvenes y llenos de vida, aunque tanto los de él como los míos nos veían a ambos con orgullo; los dos portábamos el uniforme de Luzac, el mio nuevo, el de él algo viejo, ambos poseemos el mismo color de cabello y de ojos, ambos estamos completamente solos, perdidos y temerosos.

Nuestras miradas se conectan levemente, me gusta, algo se remueve en mi interior, no sé qué es, algo me dice que tenemos una cosa más en común, pero qué puede ser, no lo entiendo; entonces escucho que alguien pronuncia mi nombre –Argenis–, volteo abruptamente, es mi amiga Liz, finalmente veo un otro rostro familiar, se apodera de mi la emoción, me olvido por completo del chico –y aunque parezca extraño– nunca más lo volvería a ver, pero todavía recuerdo el sentimiento que me provocó verlo, lo recuerdo como si fuera la primera vez."

“How come I end up where I started? / How come I end up where I went wrong? / Won't take my eyes off the ball again / You reel me out then you cut the string...” Despierto de mi cavilación, el concierto inicia, el escenario es todo luz y sonido, Thom baila como loco, yo gritó como poseso, cierro mis puños, tengo mucha energía encerrada que necesita salir, grito, desgarro mi garganta, estoy feliz, inmensamente feliz. “
You used to be alright / What happened? / Did the cat get your tongue? / Did your string come undone?...”

Termina 15 step, inmediatamente inicia There There: “In pitch dark I go walking in your landscape / Broken branches trip me as I speak / Just cos you feel it doesn't mean it's there...”; los cilindros proyectan una lluvia, un cubo y otras formas geometricas, chispas, estrellas, un bombardeo de colores: rosa, azul, morado, amarillo; Thom baila, veo a Jonny Greenwood, me embelezo con O’Brien. Bailo, muevo mis manos y alzo los brazos, la chica a mi lado fuma su porro, me convida, lo rechazo, ya no lo necesito; luego, The National Anthem, del glorioso Kid A, me mantiene en un estado de inconciencia mayor al de la chica junto a mi que se ha fumado todo el cigarrillo de marihuana:
“Everyone around here / Everyone is so near…”

"Sólo una vez me he enamorado, sólo una vez he sentido esta necesidad, este sentimiento, estas mariposas en mi estomago; mil y un veces he deseado probar los labios de otro ser humano, pero solamente los de ella me han parecido perfectos para hacerlo. Extraño sus ojos, creo que aun ansío su cuerpo, sus bellos pechos, sus curvas pronunciadas, su perfecto cabello, esas mejillas rosadas y los blancos dedos, la sonrisa tierna, la mirada dulce, el hablar pausado. Mi primer sueño húmedo se lo debo a ella, y mis primeros sueños perversos también se los dí; mi obsesión, mi primer amor; por ella lloré, por ella me oculté bajo la banca cientos de veces, por ella conocí la hipocresía, por ellas conocí lo inalcanzable, porque ella me era inalcanzable, o al menos así lo sentía. Y entonces también recuerdo a sus exnovios, delgados, morenos, idiotas, recuerdo como se la llevaban detrás de la prepa o a la plaza, recuerdo la manera en que la tocaban, recuerdo la soeces palabras que proferían frente a los amigos después de hacerlo, y yo sentía que con cada palabra la violaban y cada una de las carcajadas y los pensamientos oscuros era una puñalada en mi corazón. Lloré muchas veces, y el mismo número de ocasiones me pregunté qué tenían ellos y qué me faltaba a mi, por qué no tenía el valor de hablarle de frente, qué podía perder, en cambio la pude tener a ella; no conocí el sabor de sus labios adolescentes, ni la calidez de sus manos, o la suavidad de su mejilla, pero a pesar de todo, cuando busco a Sara en mis recuerdos, siempre la veo como si fuera la primera vez."

“...You are all I need / You're all I need / I'm in the middle of your picture / Lying in the reeds...”
Tras finalizar All I Need, comienza Kid A; veo a Abraham, ambos sonreímos, noto que una de las amigas de la chica extranjera se siente mal, se agacha, tal vez se ha mareado, dicen que le duele el estomago, la rubia voltea a verme, su rostro parece avergonzado y luego fastidiado –es que no comió nada y se fumó el cigarro– me dice y en seguida se dispone a ayudar a sus amigos con la chica enferma, el tipo que las acompaña se marcha, minutos después regresa con un refresco, yo prefiero olvidarme de ellos por completo.

Gritos, estruendo, vuelvo a gritar como poseso, pero todos entramos automáticamente en calma tan pronto Yorke canta: “Karma police, arrest this man / He talks in maths / He buzzes like a fridge / He's like a detuned radio…”.

"Recuerdo mi primera exposición frente a mis compañeros de clase de la Universidad, el tema se relacionaba con los símbolos y el lenguaje, yo he decidido hacer una presentación para explicar el efecto de los símbolos con el video de “Karma Police”, creo que sólo uno o dos de ellos habían visto el video, el resto lo desconocía por completo; ellos y la maestra lo ven, lo escuchan, le temen, les impacta, voltean a verme y se dan cuenta que soy raro, muy distinto a ellos; veo hacía el jardín y anhelo intensamente volver a estar en la prepa, con mis amigos escuchando a Radiohead como si fuera la primera vez."

“Karma Police / I've given all I can / It's not enough / I've given all I can / But we're still on the payroll...”, veo a Abraham sin que él lo note, algunas lagrimas escapan de sus ojos, yo cierro los míos y escucho: “This is what you'll get / This is what you'll get / This is what you'll get when you mess with us...”, el sueño anhelado, la felicidad alcanzada.

Otra vez me emociono como loco –yes, yes, yes– grito a los cuatro vientos y salto tan alto como me es posible, comienzo a cantar junto con Yorke: “Don't get any big ideas / They're not gonna happen / You paint yourself white / And fill up with noise / But there'll be something missing...”; entonces hay una conexión perfecta y total entre fan y músico, entre gurú y fiel seguidor, sin duda alguna Dios me habla en ese momento a través de Radiohead y la dulce voz de Thom que me dice: “You'll go to hell for what your dirty mind is thinking…”, y sin embargo no me siento desolado, pues ya he tenido una visión del paraíso esta noche.

A la dolorosa Nude le seguirán la poética Weird Fishes/Arpeggi, la poco popular pero psicodélica The Gloaming, la extraña rareza de Talk Show Host, y luego, la emotiva Videotape: “This is my way of saying goodbye / Because I can't do it face to face…”.

You And Whose Army? me pasa inadvertida porque aún sigo consumido por las emociones provocadas por Videotape; pero ahora es el turno de Jigsaw Falling Into Place: “Just as they play your favourite song / As your bad day disappears / No longer wound up like a spring / Before you've had too much...”; los cilindros llenos de luz siguen proyectando las figuras geométricas, que resultan más claras a la distancia, pues de cerca sólo son una explosión, una lluvia de colores.

Con Idioteque pierdo el completo control de mi, bailo, muevo los brazos, no creo posible que alguien pueda disfrutar más que yo de esto: “Ice age coming, ice age coming / Let me hear both sides / Let me hear both sides / Let me hear both...”. Y luego, otra pieza de la obra maestra llamada Ok Computer, se trata de Climbing Up The Walls: “It's always best when the light is off, / It's always better on the outside. / Fifteen blows to the back of your head, / Fifteen blows to your mind...”.

Dos luces blancas iluminan levemente la tarima, los chicos de la banda bromean, ajustan sus instrumentos, el staff se apresura a brindar su apoyo, la guitarra de Jonny emite un sonido, Abraham y yo creemos reconocerlo, nos emocionamos, la chica extrajera también reconoce la canción que la banda habrá de interpretar; vuelven a los ajuste, Yorke se acicala un poco con una toalla, vuelve a reír y luego dice algo, quince años esperamos aquellas palabras, y afortunadamente estabamos ahí para escucharlas de viva a voz por primera vez.

“Wake, from your sleep / The drying of your tears / Today we escape, we escape...”, la guitarra suena dulcemente, su voz duele, hace crujir el viento, la luz sólo los ilumina a ellos, a Greenwood y Yorke, a ambos pertenecemos, los dos forman parte de nuestras vidas; todos estamos en éxtasis, pero justo en el punto mas álgido del concierto, de pronto, una pinché falla técnica, intentan retomar la canción, y se equivocan nuevamente, desisten de aquel intento, Exit Music (For A Film) queda marcada para siempre en México, está maldita; muchos crucificarán a Radiohead por su error, aquel problema se convertirá en mito; Yorke sabe que está en deuda, son quince años de ausencia, para cualquier otro habría sido imperdonable, pero él, ellos son Radiohead, los transgresores, los experimentales, los alternativos, muy distintos a otros ingleses; desde que llegaron al país, los fans nos hemos rendido a sus pies, por eso, perfección es lo que muchos exigían como precio justo, y ahora pagaban con esto.

Abraham se mostró levemente indignado con lo ocurrido, pero entendió que cualquiera es susceptible de cometer un error; no recuerdo qué postura tomó Miriam al respecto, pero para JJ y para mí, aquella “fatídica” falla, que sería satanizada en todos los medios especializados, nos conectó con la realidad: para JJ y para mi ellos eran Dioses colocados en nuestro más alto altar, pero con este error se volvían a mostrar más humanos, más tangibles, más cercanos a nuestras vidas, más conectados a nuestros sentimientos, porque así como no hay humano perfecto, no hay músico que lo sea.

Veo a Yorke, él sabe que está en deuda, se nota en sus movimientos, lo expresa su rostro, pero decide continuar con el concierto.

Luego interpretan algo más movido, “Bodysnatchers” para después tomar un corto receso. Por mi parte, yo respiro intensamente, asimilo lo ocurrido hasta el momento, o por lo menos intento hacerlo; veo el cielo y me preparo para lo que habrá de seguir.





- - - PRIMER ENCORE - - -

"La primera vez que mi mamá y yo discutimos por algo serio fue de forma muy teatral y dramática, esa vez avienté los platos de la cocina, se rompen por completo, me ve con ira, pero opta por guardar silenció, no hay respuesta de su parte y con eso gana la partida, subo a mi cuarto, azoto la puerta, me habría gustado salir volado, haberme esfumado, sin embargo me pongo mis audífonos, y mientras escucho “How To Disappear Completely”, desaparezco en cierta forma"


“I go where I please
I walk through walls
I float down the Liffey.
I'm not here
This isn't happening
I'm not here, I'm not here...”



La primera canción en sonar es la sublime How To Disappear Completely, tras concluir ésta, le sigue la crítica Paranoid Android:


“Ambition makes you look pretty ugly,
Kicking and squealing gucci little piggy,
You don't remember,
You don't remember,
Why don't you remember my name?...”


Euforia y descontrol, luz intermitente, el sonido comienza a viajar lentamente:

“Rain down, rain down
Come on rain down on me
From a great height
From a great height... height...
Rain down, rain down...”

El brillo de los enormes tubos vuelve a simular la lluvia, pero ahora es más clara, menos violenta, el escenario es una obra admirable. La verdad, no presto mucha atención a Dollars And Cents, que fue la canción que siguió, pero me emociono con The Bends, me transporta a los noventas, la que tal vez siempre será mi década feliz:

“My baby's got the bends
We don't have any real friends
Just lying in the bar with my drip feed on
Talking to my girlfriend, waiting for something to happen
I wish it was the sixties, I wish I could be happy
I wish, I wish, I wish that something would happen...”

Desconcertante, misterioso y sin igual es el sonido de Everything In Its Right Place, Yorke la canta con el tono adecuado y justo, los Greenwood, O’Brien y Selwey ahora con esta rola se muestran impecables; la gente esta increíblemente emocionada, los rostros de los integrantes de RADIOHEAD se notan sorprendidos y felices, parecen no dar crédito a la respuesta que están recibiendo del público mexicano. Aquí termina el primer encore.





- - - SEGUNDO ENCORE - - -

Ahora empiezan con Like Spinning Plates, derivada del Amnesiac, que para mi representa una oda a la experimentación, en mi opinión es uno de sus trabajos menos apreciados; si el Kid A es el desligue de su tradición inglesa melódica, pegajosa y, por qué no decirlo, a veces banal, Amnesiac es la confirmación de esa separación y la comunión total con el nuevo milenio desolador y algo siniestro, como queda reflejado en este trabajo del dos mil uno.

Finalmente tocan una de las canciones que más había esperado aquella noche, mi nueva favorita, Reckoner, Thom la canta y siento que quedo satisfecho, le digo a Abraham que me doy por bien servido, Radiohead ha cumplido conmigo, y aunque me habría gustado escuchar otras canciones como Just o Fake Plastic Trees, aun así estoy feliz:

“Because we separate
Like ripples on a blank shore
In rainbows
Because we separate
The ripples on a black shore
Reckoner, take me with you
Dedicated to all human beings...”

Me vuelvo a percatar de O’Brien, que bien se mueve, me encanta, y cual groupie le gritó que lo amo, la gente ni se da cuenta de ello, y si lo hacen, me importa un bledo; Abraham y yo sabemos que el concierto está por concluir, sabemos que faltan una canción, pero ni siquiera imaginamos cuál es; yo ya no esperaba nada, no creía que pudiera haber sorpresa alguna, pero Yorke estaba en deuda y lo sabía.

Miriam comentaría después, como otros cientos de inconformes, que no debieron tocarla, que con ello arruinaron el concierto; Abraham tomó una postura contraría a ella, y dijo que ya sabía que diría algo por el estilo, que se mostraría disconforme, pero a él, escuchar esa canción lo había hecho muy feliz. Cuando le preguntamos a JJ, con una voz completamente emocionada sólo atinó a decir: “…fue un gesto muy noble, un gesto muy noble…”. Yo, en cambio, al oirla me sentí como si fuera la primera vez que la escuchara, como si fuera la primera vez que la cantara, volví a sentirla, a gritarla, a llorarla internamente y a sufrirla como el primer día que la escuche. Tal vez no será su mejor canción, pero para mi, como así es para miles, expresa mucho de mi vida, especialmente de mi forma de amar, de sentirme conmigo mismo; cuántas veces no cante esta canción y se la dediqué a Sara, cuántas veces me sentí así en Luzac, cuántas veces la cantamos JJ y yo, esta canción me pertenece, nos pertenece a todos los que amamos a RADIOHEAD.

Siempre me recordará tantas cosas, siempre me hará sentir lo mismo; en el futuro, cuando la escuche me evocará mi juventud, tiempos de ridiculez, de inocencia, de sin sabor; era necesario que esa noche la escuchara, debía oírla, debía cantarla, debía cerrar con ella un capítulo de mi vida, aceptarme tal cual soy, despedirme de tantas cosas y asimilar mi nueva realidad:

“But I'm a creep,
I'm a weirdo
What the hell am I doin' here?
I don't belong here
I don't care if it hurts,
I wanna have control
I want a perfect body
I want a perfect soul...”


Sentí que antes de esa noche, cualquier otro concierto al que hubiera ido se había borrado, porque este representa una primera vez; era la primera vez que veía a Radiohead, la primera vez que una chica coqueteaba conmigo y me percataba de ello, la primera vez que JJ renegaba de nosotros, la primera vez que escuchaba a Miriam cuestionar a Radiohead, la primera vez que veía llorar a Abraham, la primera vez que dejaba de sentirme mal conmigo mismo:

“I want you to notice
when I'm not around
You're so fuckin' special
I wish I was special

But I'm a creep
I'm a weirdo
What the hell am I doin' here?
I don't belong here, ohhhh, ohhhh...”

Al menos conmigo, Yorke saldaba por completo la deuda, estábamos a mano, fan y músico, guru y seguidor; la canté, la viví, recordé, grité, la chica extranjera se asustó cuando comencé instintivamente a golpearme el pecho y los muslos con los puños mientras cantaba: “I wanna have control, I want a perfect body, I want a perfect soul…”. La canté, la escuché, la sufrí como si fuera la primera vez.

Entonces pensé algo, pensé que un día no muy lejano alguien se enamore de mi, me quiera, me permita compartir el control de la relación, ame mi cuerpo imperfecto y salve mi alma incompleta; espero que esa persona lea lo que he escrito y encuentre una respuesta a mis rareza, perdone al yo voluble, caprichoso y amargado, comprenda a mi yo depresivo, perverso y al desconsiderado, se enamore aun más del Argenis amable, inteligente, noble y alegre; y, que cuando crea que tiene todo perdido, que no puede más conmigo, sepa que en mi vida puedo prescindir de todo, menos de la música, y entonces, espero que ese alguien –que me ame lo suficiente– un día llegue a mi puerta y me diga:

“Whatever makes you happy
Whatever you want
You're so fuckin' special...”

Algún día, esa persona me dedicará CREEP y yo volveré a oírla y cantarla como si fuera la primera vez.




FINAL.

El concierto terminó con Creep para sorpresa de todos, los integrantes de la banda se despidierion y las luces se encendieron por completo, el staff se apoderó del escenario para hacer lo suyo y la gente y nosotros comenzamos a salir; como aquel chico que vi en mi primer día de clase en Luzac, no volví a ver a la chica extranjera.

Caminamos mucho, todo estaba muy obscuro, nos era muy difícil movernos entre la multitud, y para colmo, de vez en cuando nos tropezábamos con los puestos ambulantes instalados en los lugares menos oportunos; la noche era fresca, las copas de los árboles se veían altísimas, el cielo era de un gris profundamente lóbrego, ya no había nubes, pero tampoco estrellas; caminamos mucho, y mientras lo hacíamos, Miriam, Abraham y yo platicamos de nuestras impresiones sobre el concierto, a lo lejos escuchamos un comentario pronunciado con ese inconfundible sonsonete chilango que nos hizo reír: “…acabo de ir a un concierto de KRAFWERK cerrado por RADIOHEAD”; tan pronto salimos del Foros Sol, supimos que en él hemos dejado mucho de nosotros, que hemos cerrado una etapa de nuestras vidas, pero sobretodo, sabemos que aquella noche jamás se esfumara de nuestras mentes, al evocar aquel recuerdo, siempre lo volveremos a vivir como si fuera la primera vez.


sábado, 12 de marzo de 2011

A TRES SEMANAS DE THE RADIO DEPT.

A TRES SEMANAS DE THE RADIO DEPT.

El recordar que hace tres semanas estaba en la Ciudad de México, deambulando por las calles de la Condesa, antes de tomar el metro para ir al Lunario del Auditorio, donde vería a THE RADIO DEPT., inevitablemente me hace sentir nostálgico.

LA ROLA DEL MES

ROLA NÚMERO TREINTA Y UNO - MARZO

The Worst Taste In Music
THE RADIO DEPT.

He can't forget you
You're quite a find
In my mind I see how he gets you
To close your eyes
Kiss the skies

You race down the stairs in the morning
A kiss in half promise, half warning

Why would you bother to hang around?
Even for some time, now
There will be others to frown upon
If it turns you on

But he's got the worst taste in music
If I didn't know this I'd lose it

But he's got the worst taste in music
If I didn't know this I'd lose it
He can't forget you
You're quite a find
In my mind I see how he gets you
To close your eyes
Kiss the skies

You race down the stairs in the morning
A kiss in half promise, half warning

Why would you bother to hang around?
Even for some time, now
There will be others to frown upon
If it turns you on

But he's got the worst taste in music
If I didn't know this I'd lose it

But he's got the worst taste in music
If I didn't know this I'd lose it




PEQUEÑA REFLEXIÓN DE UN SÁBADO POR LA NOCHE

PEQUEÑA REFLEXIÓN DE UN SÁBADO POR LA NOCHE

POR QUÉ IR A UN LUGAR DÓNDE UNA O VARIAS PERSONAS NO SERÁN DE MI AGRADO, DÓNDE LA MÚSICA NO SERÁ DE MI AGRADO, DONDE MI CONVERSACIÓN NO SERÁ TOMADA EN CUENTA, DONDE AL FINAL SIEMPRE TÉRMINO CUESTIONÁNDOME MÁS, DONDE ME QUEDARÉ SOLO CON MIS PENSAMIENTOS, TAN INCONTROLABLES, TAN LACERANTES, TAN PERTURBADORES


RADIOHEAD, COMO SI FUERA LA PRIMERA VEZ (TERCERA PARTE)

RADIOHEAD, COMO SI FUERA LA PRIMERA VEZ (TERCERA PARTE)


Lunes 16 de Marzo de 2009 - PRIMERA PARTE.

A unas cuantas horas de iniciar el concierto de Radiohead, Miriam, Abraham y yo habíamos decidido reunirnos en Coyoacán para comer, y después partir juntos al Foro Sol; era la primera vez que estaba en Coyoacán, tenía unas grandes expectativas de conocer aquel lugar, mis amigos me habían hablado mucho de él, pero al llegar ahí no me pareció nada del otro mundo, quizás fue que no tuve el tiempo suficiente para recorrerlo, para empaparme de su historia y de su supuesto encanto, o quizás fue el hecho de que me pareció un lugar caótico –en mi opinión, más atestado de gente que cualquier otra parte de la ciudad de México–, lleno de vendedores ambulantes, con calles estrechas y asfixiantes; en resumen, Coyoacán no fue de mi agrado en mi primera visita, pero tampoco me molestó estar ahí, porque, después de todo, me sentía sumamente emocionado de estar junto a dos de mis más queridos amigos.

A pesar de que el sábado ya había visto a Miriam, me dio mucho gusto volver a verla, la abrace con mucho cariño –y cómo no hacerlo, si desde que se mudó al D.F., cuando mucho la veo unas cinco veces al año, así que trato de no desperdiciar la oportunidad de estar con ella–, después del abrazo, algo en la vestimenta de Miriam llamó mi atención: su playera negra con la conocida cabeza del oso del Kid A, muestra de que una noche antes había asistido al primer concierto de la agrupación inglesa que pronto habríamos de disfrutar todos. Cabe resaltar que la “condenada” se había dado el lujito de conseguir boletos para las dos fechas, algo que por un lado he de reconocer me daba envidia por obvias razones, y por otro mucha alegría, pues los tres iríamos juntos al mismo concierto, lo cual para mí –y luego confirmaría que para Miriam y Abraham también– representaba algo muy importante, pues ese recuerdo siempre estaría ligado a ellos, dos de mis mejores amigos, dos de las personas por las que y con las que mi admiración por Radiohead y mi amor por la buena música se había desarrollado en gran medida.

Caminamos unos cuantos minutos por la plaza principal de Coyoacán, y ya extenuados por el calor que hacía aquel día, decidimos comer en un típico restaurante de la zona; era una especie de cantina o taberna, donde la comida no era mala pero tampoco resultaba de maravilla. Mientras nos servían los alimentos comenzamos a platicar; Miriam y Abraham se conocía desde la secundaria, habían estado juntos en el Colegio la Luz, institución que para ambos representa un cúmulo de buenos recuerdos y a la vez de sin sabores y pesadillas que, finalmente, para bien o para mal habían sido determinantes en la construcción de sus personalidades; lo cierto es que gracias al Colegio la Luz, Miriam y Abraham habían conocido a José Juan, y gracias a JJ yo los había conocido a ellos.

Hablamos de tantas cosas que la verdad ya no recuerdo todos los temas, pero al final la conversación se centró en la ausencia de José Juan, que era el eslabón y la secuencia faltante a un esquema formado por Miriam, Abraham y yo; Abraham y Mimiraim se mostraron molestos por la ausencia de JJ aquel día, pero a mí su actitud ya no me sorprendía ni me molestaba, hacia algún tiempo había decidido no volverme a enojarme con él, había comprendido que para mi su amistad era primordial, tanto que podía ser capaz de aguantar su carácter y su forma de ser, de la misma manera que él toleraba la mía, por lo que si de pronto estaba experimentado o viviendo cosas más relevantes que estar aquel día con los amigos con los que tiempo atrás había planeado tantas tardes ver a Radiohead, con los que había cantado tantas veces esas canciones oscuras pero igualmente brillantes, entonces yo no me entristecería ni mucho menos me enojaría por el hecho de que había elegido estar con otras personas en lugar de con nosotros, en verdad esperaba que lo que estuviera haciendo valiera muchísimo la pena, pues de otra forma sería él quien saldría perdiendo, sería él quien no vería la sonrisa de Miriam antes de entrar al concierto, sería él quien no sabría como lucieron los ojos de Abraham tras escuchar Karma Police, quien no escucharía mis comentarios llenos de sentimientos encontrados luego de escuchar Creep, era él quien no estaría ahí al finalizar el concierto, y quien esa noche no cerraría una etapa de su vida con algunos de los mejores amigos de toda su vida.


Lunes 16 de Marzo de 2009 - SEGUNDA PARTE.

La temperatura había comenzado a descender abruptamente, el cielo se mostraba gris y encapotado, y un viento helado comenzaba a rondar por el lugar; Abraham y yo esperábamos expectantes a que iniciara el concierto, Miriam hacía lo mismo pero en una zona distinta del Foro Sol, resultó que su boleto no era igual al nuestro, y al final no estaríamos juntos viendo el concierto, pero de una u otra forma compartiríamos aquel momento.

Frente a nosotros se mostraba el imponente escenario, del cual, en cada uno de sus costados, pendían enormes cilindros blancos que en ese momento me parecieron gigantescos vendajes, que bailaban al compás de un viento que no dejaba de soplar; después de un rato la lluvia menguó hasta que paró del todo, el cielo gris se tornó en negro con algunas pinceladas de azul rey; mientras, tres chicas y un chico se colocaban como podían a mi izquierda, el escenario ensombreció por completo y cuatro figuras empezaron a ingresar en él, indicio de que la presentación de KRAFTWERK estaba por comenzar.

Sentí el peso de la mirada de la chica postrada junto a mi, la misma que apenas hacía unos segundos había llegado de mi lado izquierdo, no pude resistir y volteé mi rostro hacia ella: era delgada, algo baja de estatura, de una cabellera larga, lacia y color castaño claro, con un rostro de facciones exquisitas enmarcadas sobre una piel muy blanca; sus ojos pequeños me miraron con cierto encanto y sus labios delgados me brindaron una sonrisa, detalles que quizás siendo otras mis preferencias me habrían incitado a iniciar el coqueteó previo al flirteo; devolví cortésmente la sonrisa, que fue la señal de confianza que le dio a la chica valor para preguntarme de manera pausada y con dificultad, en un español gracioso que me recordó al DJ del Black Horse, lo siguiente:

–Hola, me puedes decir quiénes son– yo respondí –KRAFTWERK–
En verdad, oh, yo tenía muchas ganas de verlos– sin duda la chica era extranjera.

Sus compañeros comenzaron a fumar y el escandaloso olor que desprendió el cigarrillo delató la presencia de la marihuana, mientras, las enormes pantallas proyectaban el multimedia del primer track del setlist, THE MAN MACHINE; "el sonido era alucinante, machine, machine, machine, rojo, negro, rojo, y sobre él la letras M A C H I N E, una y otra vez"; –¿quieres?– era nuevamente la chica extrajera, otra vez me sonreía, pero ahora su blanca y delgadita mano me mostraba el porro recién aspirado, y yo pensé “por qué no”; le dije que sí, lo tome en mis manos y lo lleve a mis labios, aspire y me impregne de él, un aratito después solté el humo y le devolví el cigarrillo, la operación se repetió varias ocasiones más durante la presentación del los alemanes.

El porro, las luces y el sonido, la agradable compañía y el clima frío que, quizás por efecto de la marihuana o quizás por la cercanía de los cuerpos, poco a poco era menos perceptible, pronto me transportaron a un nivel de relajación total, mis sentidos estaban por completo despejados, yo disfrutaba intensamente el concierto.


KRAFTWERK nos cumplió a cabalidad como los grandes, interpretó todos sus temas más conocidos: NUMBERS, TOUR DE FRANCE, DAS MODEL, etc. A pesar de la intensidad de su presentación, concluyeron el concierto cual robots, de manera automática y sin aspavientos, después dieron las gracias de manera sencilla y abandonaron el escenario sin más ni más.

Tan pronto terminaron, busqué a Abraham –al cual había olvidado un poco por la presentación de KRAFTWERK y otro poco por el porro, aunque creo que él también se había olvidado de mi–, le toqué el hombro, él me volteó a ver, y no sé que notó en mí, pero me preguntó: –¿Qué onda man?– luego se rió y yo sólo le dije –nada, solamente me siento muy feliz–.

RITA GUERRERO

RITA GUERRERO




No comparto la opinión de quien dice que Rita Guerrero “perdió la batalla”, padecer una enfermedad como el cáncer de mama, tan brutal, tan vil, tan fuerte, perecer por ella, y después decir eso, me parece ningunear y minimizar una lucha monumental que estoy seguro que Rita mantuvo en todo momento, como así la mantienen millones de personas que se ven aquejadas por enfermedades de tal naturaleza; ciertamente Rita Guerrero ya no estará entre nosotros, pero nos queda un legado musical fundamental para entender el rock en México, y con él, para muchos, permanecerá viva más allá del tiempo y la enfermedad.

Sueño Con Serpientes, aunque es una canción emblemática de Silvio Rodríguez, en lo personal prefiero esta interpretación de Rita Guerrero con Santa Sabina; sea pues con esta canción que manifiesto mi tristeza por la muerte de una de las GRANDES del Rock…

A fin de cuentas todos vamos para allá, sólo te nos adelantaste un poco.




martes, 1 de marzo de 2011

RADIOHEAD, COMO SI FUERA LA PRIMERA VEZ (SEGUNDA PARTE)

RADIOHEAD, COMO SI FUERA LA PRIMERA VEZ (SEGUNDA PARTE)


Domingo 15 de marzo de 2009.

Después de que Abraham y yo desayunamos un par crepas en un pequeño restauran de la Condesa, abordamos un taxi que nos llevó al Museo de Arte Moderno con el fin de ver una exposición de Remedios Varo, mi pintora favorita, pero para nuestra mala suerte la exposición había concluido una semana antes, contrario a lo que se había publicado en internet, donde se anunció que la exposición duraría todo el mes de marzo, pero bueno, ya estábamos ahí, yo no conocía el lugar y a Abraham no le molestaba la idea de volverlo a ver, así que, después de hacer una pequeña fila, vimos una exposición temporal bastante extraña pero interesante -aunque a mi amigo le pareció exasperante-, y luego ingresamos a la sala donde se exhibe la colección permanente, donde pude ver en vivo y a todo color, mi pintura favorita: La Creación de las Aves.

La pintura me resultó más pequeña de lo que siempre imaginé y aunque me sorprendió el modesto marco que la sostenía, así como el pequeño y oculto muro en el que se le colocó, experimenté un enorme placer al verla, un placer que no se puede explicar porque no hay palabras que permitan hacerlo, basta decir que me enamore aún mas de aquellos tonos ocres, de los detalles de las plumas del búho, de los vívidos colores de las aves, de las marcadas pinceladas que alguna vez hizo Remedios, de la magia que emana del aquel trozo de madera; en algún momento mientras observaba aquella pintura, el mundo a mi alrededor desapareció, sólo estábamos la obra y yo, y en ese instante, toda la tristeza se esfumo de mi corazón, ya nada me dolía, ese pequeño cuadro había alimentado mi espíritu.

Aunque seguimos viendo la exposición, ninguna otra pintura pudo rivalizar u opacar lo que experimente con el cuadro de Remedios Varo, ni siquiera la gran joya de la colección: “Las dos Fridas”, que en contraposición es bastante grande y obviamente ocupa el muro principal; la última pintura que ví fue “El Volcán” del Doctor Atl -el gran amor de otra de mis pintoras favoritas, Nahuí Olin-, y si bien en la obra en cuestión me gustó, tampoco logró provocarme el sentimiento antes experimentado.

La segunda parada de aquel día fue en el Antiguo Colegio de San Idelfonso, donde vimos la magnifica exposición del fotógrafo norteamericano, David Lachapelle, la cual me encantó de principio a fin.

La obra de Lachapelle, a pesar de ser bizarra y perturbadora, resulta igualmente atractiva y brillante; aquella exposición fotográfica me provocó una vibra muy extraña, pues de ella se desprendía una gran energía y una fuerza descomunal, los brillantes colores, las caras extrañas, los labios gruesos, los famosos capturados en poses míticas, los modelos masculinos mostrando sus cuerpos desnudos, perfectos e inalcanzables, y las mujeres, o totalmente grotescas o totalmente banales, pero adictivas. La exposición de Lachapelle caería en la categoría de
“la amas o la odias, pero es imposible no sentir nada frente a ella”.

Pasadas las seis de la tarde dejamos el museo; hacían ya muchas horas que mi amigo y yo no probábamos bocado, por lo que el hambre comenzaba a hacer estragos en nuestros estómagos, por lo que escogimos comer en un pequeño cafecito del centro histórico, que por cierto es uno de mis favoritos en la ciudad de México. Tan pronto terminamos de comer, volvimos a emprender la marcha cual judíos errantes, otra vez a caminar por las antiguas calles del centro, y finalmente otra vez arribamos al Paseo de la Reforma; a algunos podrá parecerles extraño que siempre que narro alguna crónica sobre mis fines de semana en la Ciudad de México, explique me la pase caminando durante horas y horas por sus calles y avenidas, pero es que sí algo disfruto de esa ciudad es precisamente “perderme” caminando en ella, confundirme con sus habitantes, ser parte del caos, del dolor, del estrés, pero también de la pasión, de la vibra, de la historia, de la ciudad, creo que de vivir en ella, gastaría parte de mis fines de semana caminando en alguna de sus tantas colonias, y siento que no podría cansarme de hacerlo. En Torreón, caminar por sus calles no resulta algo tan atractivo, por principio, el sol abrazador del desierto es el primer gran obstáculo para emprender una tarea de esta naturaleza, el calor es agobiante y la deshidratación puede ser el resultado de arriesgarse a hacerlo; el segundo punto en contra es la falta de atractivos, la ciudad no tiene los grandes edificios, los enormes parques, las legendarias colonias, y mucho menos la cultura de la caminata; no me malentiendan, con todo, mi ciudad, “el rancho” como algunos despectivamente la llaman -en ocasiones, yo soy uno de ellos-, a pesar de todos los “contra” que puede tener, posee una pequeña lista de “pros” que al final del día me hacen quererla.

En determinado momento, los pies de mi amigo y los míos exigieron que la caminata cesara, sin embargo, Abraham y yo aún no estábamos dispuestos a concluir la noche de ese domingo, creo que inconcientemente tratábamos de encontrar factores de distracción para olvidar por completo que en un par de horas, después de muchos años, el primer concierto de Radiohead en la ciudad de México estaría por comenzar, y nosotros no estaríamos en él. Mi amigo me preguntó si me apetecía hacer algo, le dije que tenía antojo de ver libros y unas ganas locas de comer strudel de manzana, entonces Abraham dijo –mmmm, ya sé, vamos a “El Péndulo” de la Condesa–, el citado lugar, para los que no lo conozcan, es una librería que a la vez sirve como café y restauran, y algunas de sus sucursales presentan obras o lecturas de poesías y cuentos. El ambiente en estas “cafebrerias” es sumamente agradable y relajado, hay música de jazz, swing o alternativa muy suave, y el menú es bastante bueno, una muy recomendable opción para tomar un cafecito y leer un libro.

Tan pronto mi amigo y yo llegamos a “El Péndulo”, tomamos una mesa de la planta alta y ordenamos algo del menú: yo pedí chocolate caliente y strudel de manzana con nieve de vainilla, él pidió café americano y pastel de chocolate igualmente con nieve de vainilla; mientras degustábamos la comida volvimos a platicar, como si todos estos día no hubieran bastado, y con el pasar de las horas, la noche irremediablemente se tornó más oscura. Ya algo somnolientos y aún más cansados, optamos por pedir la cuenta, en ese instante nos percatamos que éramos de los últimos clientes que todavía quedaban en el lugar; mientras se extendía la respectiva factura por todo lo que consumimos, el celular de Abraham sonó, era Miriam que se comunicaba desde el Foro Sol donde en ese momento se efectuaba el concierto de Radiohead; alcancé a escuchar a través del auricular como interpretaban “Just”, la cara de Abraham quedó helada, no había expresión en su rostro, estaba completamente extasiado, yo por el contrario, sin el menor ápice de decoro, y rompiendo por completo el ambiente de calma que reinaba en el lugar, con esa característica dramática que me distingue, estrepitosamente atiné a decirle a mi amigo lo siguiente –dile que no se a atreva a contarte ni el mas mínimo detalle del concierto, no quiero saber nada, no quiero escucharla– e inmediatamente baje las escaleras, aquel acto de neurosis sacó a Abraham del encanto, quien de inmediato tomó una actitud similar y le dijo a Miriam –no queremos ser groseros, pero no queremos saber nada del concierto, queremos verlo con nuestros propios ojos, queremos que sea nuestra primera vez, gracias, pero hablamos mañana–, entonces, busqué nuevamente su rostro para encontrar alguna reacción, sus labios totalmente emocionados sólo pudieron prorrumpir –escuchaste, era “Just”, estaban cantando “JUST”– creo que mientras lo decía, una sonrisa se dibujó en mis labios, la cual
fue precedida de las siguientes palabras: “…Just you and no one else, you do it to yourself…”.


MUSEO DE ARTE MODERNO DE LA CIUDAD DE MÉXICO:

EXPOSICIÓN DE ALAN GLASS


EXPOSICIÓN PERMANENTE DEL MAM
ANTIGÜO COLEGIO DE SAN IDELFONSO
EXPOSICIÓN DE DAVID LACHAPELLE
TORRE MAYOR EN EL PASEO DE LA REFORMA
EL CABALLITO EN EL PASEO DE LA REFORMA
THOM A SU LLEGADA AL AEROPUERTO DE LA CIUDAD DE MÉXICO