SUMMER SEASON
Si este fuera un capítulo de “Sex and the City”, probablemente iniciaría de la misma manera en que estoy comenzando a escribir este post: “Carrie Bradshaw frente a su laptop tratando de asimilar todo lo que le ha ocurrido en las últimas semanas, mientras ve a través de la ventana de su habitación, la ciudad que le ha servido de escenario para sus más recientes aventuras…”, obviamente, ni yo soy Carrie Bradshaw, ni la ciudad detrás de mi ventana está remotamente cerca de parecerse a Manhattan, sin embargo, hoy, además de haberme levantado con la necesidad de escribir, también me he despertado con esa pequeña necesidad que Carrie muestra en cada capítulo de la serie, es decir, la de hacer un pequeño análisis de cómo transcurren los días de su vida en Nueva York, que en mí caso sería, de cómo avanza mi existencia en esta pequeña ciudad del desierto Coahuilense; esta reflexión, inevitablemente me conduce a recordar, a revivir aquellos momentos que de una u otra forma me marcaron para bien o para mal este verano.
El novelista francés Pierre Loti alguna vez dijo: “…los lugares donde no se ha amado ni se ha sufrido, no dejan en nosotros ningún recuerdo…”, y no hay nada mas cierto, pues hasta un recuerdo triste o amargo tiene una razón de ser o una función, incluso si sólo sirve para dar paso un recuerdo feliz que lo compense todo.
Hace un año mas o menos, me lamentaba enormemente por un sinfín de cosas negativas que me ocurrían por entonces, esto me llevó a considerar el mes de agosto de aquel año, como uno de los peores de mi vida; contrario a lo acontecido en esa ocasión, el verano de este año lo puedo considerar como uno de los mejores por múltiples razones, que no tienen mucho que ver con las sorpresas o grandes aventuras que pude experimentar, sino más bien con la estabilidad y tranquilidad vivida durante todo este tiempo; creo que hay una canción –que en este momento no recuerdo quien la canta– que dice que “después de la tormenta siempre viene la calma”, lo cual es tan real como el hecho que después de la calma puede sobrevenir otra tormenta, sin embargo, esta situación no se puede evitar, los problemas son parte de la vida misma, y muchas veces, su aparición es la pimienta que le da otro sabor a nuestros días.
La anterior reflexión tiene una razón de ser, que es la siguiente: durante todo agosto, el único post que pude publicar fue el que dedico mes con mes a aquella rola que por algún motivo revolotea en mi cabeza día y noche durante algún tiempo –en agosto, la canción en cuestión fue MYKONOS, de los FLEET FOXES, estupenda banda, que si no han escuchado, no sé qué esperan para hacerlo porque son fabulosos–, el motivo de que publicara un solo post fue muy sencillo, las primeras semanas del mes en cita, sin contar todas las que invertí de julio, me dediqué a estudiar para presentar un examen de mi carrera judicial, y las semanas subsecuentes, estuve comiéndome las uñas de los nervios mientras esperaba para conocer el resultado, el cual fue aprobatorio; después de recibir felicitaciones y mensajes de beneplácito de mi familia, amigos, jefes y compañeros del trabajo, más que brincotear y presumir mi logro, me la pase descansando, y es que tras tantas semanas de estudio y estrés, necesitaba urgentemente olvidarme por un rato de todo y simplemente relajarme para recuperar mis energías. Sin embargo, no todo fue holgazanería, sino que por el contrario, la carga de trabajo en el Tribunal se intensificó, ocasionando que mi estrés me provocara un horrible dolor de espalda y el regreso de mis terribles migrañas, según me dicen, estos malestares son el precio necesario que hay que pagar por alcanzar el éxito en el PJF.
Pero bueno, la verdad valió la pena haber estudiado tanto, y aunque he descuidado bastante este blog, los beneficios recibidos han sido satisfactorios, aunque aun faltan muchos más que espero lleguen pronto.
Retomando un poco la idea planteada al inicio de este post, mi vida y la de Carrie Bradshaw están a millones de años luz de parecerse, sin embargo, al igual que la de ella, me gusta pensar que los días de mi vida transcurren como los capítulos y las temporadas de una serie, donde los problemas y los momentos cómicos o ridículos no dejan de aparecer, donde personajes vienen y van, hay actores invitados, de vez en cuando surgen villanos o némesis que me ponen a prueba, y hay muchos personajes secundarios, pero afortunadamente los personajes principales se mantienen.
Si mí vida fuera una serie de televisión, siento que en este momento estaría por iniciar una nueva temporada, en la que de pronto habrá nuevas aventuras y surgirán más obstáculos por vencer, y que de igual forma desaparecerán personajes y aparecerán otros que habrán de agregarle una nueva perspectiva a la serie.
Uno de los personajes que creo quedara fuera de mi serie esta temporada, será mi amigo Dante, al que tal vez pueda considerar ya un “ex-amigo”; a Dan lo conocí en la prepa, al inicio no fue santo de mi devoción, me parecía un cretino, era descortés y de una u otra forma siempre decía cosas que lograban sacarme de mis casillas, pero con el tiempo le dí y me dí una oportunidad de conocerlo, y afortunadamente descubrí que era bastante agradable; lo que me gustó de Dante fue que es un genio de la tecnología, habilidad que inevitablemente lo llevó a estudiar ingeniería en sistemas computacionales -mi amiga Mayra lo apodó “el chico tecnología” porque siempre tiene el gadget mas costoso y sofisticado que podamos imaginarnos-; dejando de lado sus habilidades, Dante es una persona confiable, con él se puede platicar tranquilamente ya que sabe en que momento callarse y escuchar, es divertido y la verdad he pasado buenos momento con él, y en recuerdo de esos momentos prefiero no hablar de sus defectos, sin embargo, hay fuertes motivos por los que es mejor alejarme de Dan.
El año pasado, Dante se unió a las filas de mis grandes amigos que se mudaron a otra ciudad, que en su caso fue Monterrey; la cercanía entre Torreón y Monterrey nos permitió mantenernos en contacto, ya fuera porque él viniera a visitar a su familia y de paso a sus amigos, o porque yo realizara un viaje a aquella urbe y aprovechara para ir a comer con él, ir a un concierto o cualquier cosa que nos permitiera pasar un rato juntos; pasados unos meses de haber emigrado a tierras regias, Dante comenzó a cambiar, en realidad no sé qué fue lo que pasó, no sé si fue que la ciudad de Monterrey lo absorbió, si el cambio de trabajo con un sueldo elevado le dio un estatus de “wannabe” o si en realidad la soledad que experimento al estar lejos de su familia y amigos, aunado al hecho de que siempre ha sido un freak, hicieron que Dante se volviera tacaño, grosero, petulante, mentiroso y descortés; pasados los meses, cuando Mayra, Daniela y yo hablábamos o salíamos con él, ya fuera en Torreón o Monterrey, por ejemplo, para ir a cenar, Dan siempre hablaba del dinero, que si ganaba mucho, que si pagaba muchos impuestos, que nosotros no teníamos la menor idea de lo que era estar en un gimnasio lujoso, que su auto es muy sofisticado, etc, etc; sin embargo, lo graciosos de todo es que el tipo nunca traía ni un peso en la bolsa, varias veces Mayra o yo tuvimos que invitarle la cena o de plano se limitaba a pedir un “Monterrey en las rocas”, es decir, un vaso de agua con hielo; a pesar de eso lo seguimos frecuentando, era nuestro amigo, y no por una actitud estupida estábamos dispuestos a olvidar todas las buenas experiencias que habíamos vivido con él, pero mi paciencia comenzó por agotarse, el inicio del fin llegó cuando en marzo fui a Monterrey para ver a los Vampire Weekend, en aquella ocasión yo había comprado un boleto para mí y dos más a manera de regalo, uno para mi amigo JJ y otro para Dan; llegó el día del concierto y finalmente nos reunimos antes de ir ver a los VW, no obsta decir que esa tarde Dante se comportó fatal, primero porque no se vistió de manera adecuada para el concierto, lucía sucio y desaliñado (más de lo que se necesita para un concierto, que quede claro), fuimos a comer y el tacaño sólo tomó agua, pero eso si, se comió gran parte de lo que pedimos JJ y yo, y después, durante el concierto se la pasó chingando para que nos fuéramos porque él ya estaba cansado, pero eso no fue lo peor, llegado el momento de retirarnos se ofreció a hospedarme en su casa, yo amablemente rechace su oferta y le dije que podía quedarme en un hotel, pero él insistió, así que acepté su invitación, pero cuando llegamos a su casa su actitud amable y cordial se tornó temerosa y grosera, me explicó que de momento compartía la casa con un primo que tenía muy mal carácter, por lo cual debíamos hacer la menor cantidad de ruido, y que además, como en ese momento de seguro estaba con una tipa, yo no podía usar el baño o ir a la cocina por un vaso de agua, vaya que ni las manos me podía lavar, me hizo dormir en el suelo y me dijo que a la mañana siguiente debía levantarme temprano porque tenía un cita con una “pollita”, por lo que necesitaba que abandonara su casa tan pronto como él me dijera; a pesar de lo mal que me trató, le seguí hablando.
No sé sí fue que estaba en un mal momento o que de plano se acumularon todas las malas experiencias vividas con él, pero el hecho de que él infeliz olvidara mi cumpleaños y que luego me dijera que sí me había felicitado pero que yo no lo recordaba, logró sacarme de mis casillas, así que opté por dejarle de hablar definitivamente, a la fecha sólo nos hemos saludado un par de veces por el msn, y aunque él trata de sacarme platica, la verdad es que yo ya no me siento a gusto charlando con él, ni pensar en volver a salir juntos.
Lo anterior me lleva a concluir que Dante, de ser un personaje principal en mi serie se transformó en uno secundario, para después ser un actor invitado y en este punto, va a desaparecer de mi programa.
Pero así como hay personajes que se van, hay otros que de pronto aparecieron la temporada pasada, que se convirtieron en personajes regulares y que en verdad espero se conviertan en personajes principales en la serie; la historia es la siguiente:
Si mal no recuerdo, fue a partir abril de este año cuando, finalmente, después de múltiples invitaciones, seguidas de la misma cantidad de pretextos y rechazos, decidí ir a una reunión en casa de mi amigo Richo para pasar un viernes por la noche tomando unos tragos con sus “otros” amigos; aquella velada se podría resumir en tres palabras: incomoda pero divertida.
Nunca fueron prejuicios o animadversión los motivos por los cuales me rehusaba a juntarme con ellos, siempre fueron cuestiones personales, razones internas y viejos traumas de freak difíciles de superar, los que me impedían sentirme seguro y optimista para conocerlos.
Ellos y yo habíamos coincidido en innumerables ocasiones: en fiestas, en centros comerciales, en el cine, en conciertos e incluso en la calle; ellos sabían quien era yo y yo sabía perfectamente quienes eran ellos, Richo siempre los mencionaba, eran un tema recurrible en nuestras conversaciones, y según supe después, yo también era tema frecuente en sus platicas; conocía gran parte de sus historias personales, sabía sus nombres y apodos: Charly, José Carlos, Kello, Gerardo, José Alfredo, Mane, Paco y Juan; sabía a que se dedicaban, sabía que eran complicados, divertidos, parranderos, criticones, sarcásticos, y que todos eran homosexuales, adjetivo este último que para mí había perdido el misterio o peculiaridad -por obvias razones- hace ya muchos años, pero que resulta relevante mencionar porque precisamente por dicha característica su compañía y amistad me ha brindado una perspectiva mas clara de mi propia existencia, por ejemplo, con ellos de pronto puedo tocar temas que no serían comunes o “cómodos” entablar con otras amistades, temas que no precisamente se relacionan con el sexo, no sean mal pensados.
Un acto tan trillado como el que Charly me enviara una simple invitación para formar parte de su lista de amigos de facebook, me brindó el grado necesario de confianza y seguridad para que aceptara por fin comenzar a salir con ellos, no sé por qué, pero así fue; a partir de aquel abril nos hemos reunido cada viernes para tomar un trago, platicar y reírnos mucho, en ocasiones vamos a algún bar, terminamos en una fiesta o parranda, o sencillamente nos juntamos a tomar un café, fumar un cigarrillo y platicar de cosas triviales.
Para mí, que generalmente soy un antisocial y huraño, estos tipos poco a poco se han llegado a convertir en mis amigos, y lo cierto es que he llegado a –espero que este sentimiento sea reciproco, pero nunca se sabe, somos complicados–, si bien, aún no podríamos considerarnos grandes o mejores amigos, deseo que lleguemos a serlo. Entre nosotros todavía existen pequeñas o grandes barreas que nos separan –según los puntos de vista de quien las aprecien–, quizá sólo es cuestión de tiempo para poder romperlas, pero vaya, esa es la parte divertida de hacer nuevas amistades.
No obstante que llevamos varios meses frecuentándonos, fue en este verano que confirme el potencial de nuestra amista, cuando en julio pasado nos reunimos para festejar mi cumpleaños, donde para mi fortuna no hubo cursilerías absurdas, sólo sinceras muestras de cariño que me llenaron de buenas vibras y me mostraron que es importante confiar en que uno puede ser agradable a los demás; además, hemos ido juntos a varias fiestas y reuniones que me han llenado de muy buenos recuerdos.
El verano oficialmente ha terminado, ya tengo veintitantos, y haciendo un recuento de todo lo que me ha pasado en esta temporada, y que me reservo sólo para mí, creo que en este punto del año las cosas han estado bien, más no soy tan ingenuo para pensar que en lo que resta del año ya no habrán momentos difíciles y oscuros, pero vaya, cuándo dejara de haberlos, y de una u otra forma sé que las cosas tendrán solución; no sé si los obstáculos que están por venir serán muy difíciles de sortear, pero por lo pronto ya estoy tejiendo una red de protección en mis amigos y familia, que sólo espero sea suficientemente fuerte para que soporte mis neurosis y ataques de ira.
Volviendo a la idea planteada en un inicio, definitivamente Carrie y yo nunca seremos parecidos, empezando porque ella es un personaje ficticio y femenino, y porque yo soy un tipo de veinticinco años tan real que da miedo creerlo, pero a pesar de esto, seguramente terminare este día de la misma manera en que Carrie lo haría: sentando frente al pequeño escritorio de mi habitación, escribiendo en mi laptop, viendo a través de mi ventana la ciudad que sirve de escenario a mis aventuras y desaventuras, meditando sobre mi vida, tratando de entender mi relación con los demás, recordando los buenos momentos; no soy la Bradshaw y mi ciudad dista mucho de ser Manhattan, sin embargo, aquí y allá, el otoño está llegando en todo su esplendor, y aunque en esta ciudad del desierto mexicano, las hojas de los árboles no adquieren tonos ocres como en la Nueva York de Carrie Bradshaw, los días se vuelven más frescos y las noches mas oscuras, y yo me siento extrañamente mas optimista.
P.D. Quiero pedir una disculpa por todos aquellos comentarios que no he contestado, me siento sumamente avergonzado por no haberlo hecho, pero como ya lo mencione, no conté con el tiempo necesario para hacerlo, sin embargo, puedo decirles que los he leído todos, por lo que lo menos que puedo hacer es agradecerles, así que Gracias!!!... peace and love.
Primal Scream - Beautiful Summer