Estas son las diecisietes rolas que hicieron el ensueño de los asistentes al festival de Santa Fe, el 26 de Octubre de este año. En mi opinión faltaron Public Pervert, Pace Is The Trick y The Lighthouse, pero al final no se puede dar gusto a todos, sin embargo me encantaron todas las rolas que tocaron, principalmente Take You On A Cruise, Not Even Jail y Stella Was A Diver And She Was Always Down, aunque las más coreadas fueron lógicamente Evil y Obstacle 1. Bueno, aquí les dejo la lista completa:
Pioneer To The Falls Obstacle 1 C'mere Narc Say Hello To The Angels The Scale Mammoth Take You On A Cruise No I In Threesome Slow Hands Rest My CHemistry The Heinrich Maneuver Evil Not Even Jail
---Encore---
Untitled Stella Was A Diver And She Was Always Down PDA
P.D. Aqui les dejo un video bastante chido, con buena imagen y sonido, de Interpol interpretando Not Even Jail.
CRÓNICA DE UN FIN DE SEMANA EN LA CIUDAD DE MÉXICO PARA ASISTIR AL MANIFEST 2007
PRIMERA PARTE
Preámbulo.
Esta “historia” como toda historia debe tener un principio y un fin, el problema es que no he decidido cuales deben ser, probablemente debería comenzar a escribir y dejar que la letras simplemente fluyeran, pero la verdad no me es tan fácil hacerlo, he estado bloqueado últimamente, pero más que falta de inspiración es cansancio, un enorme cansancio, tanto mental como físico, además padezco un intenso aburrimiento debido a un enclaustramiento obligatorio del que aun soy victima, creo que estoy divagando, así que lo mejor que puedo hacer es iniciar por alguna parte, y como lo que pretendo narrar con este relato son mis experiencias del MANIFEST 2007, lo que puedo hacer en principio es contar mi llegada a la Ciudad de México; esta es la primera de las dos partes de que se compone esta crónica, donde cuento mis experiencias de aquel fantástico viaje para ver y escuchar a INTERPOL, y de paso saludar a una amiga, conocer la ciudad y fracturarme una rodilla.
CAPITULO UNO EL ARRIBO DE UN FREAK
VIERNES 26 OCTUBRE
Planear este viaje me había llevado unas dos semanas, sin embargo, las expectativas por el mismo llevaban fraguándose en mi cabeza desde el mes de agosto en que compre mi boleto para el MANIFEST; veía en este viaje una revancha personal por no haber podido asistir a los conciertos de los Yeah Yeah Yeahs y Depeche Mode, y es que el ultimo semestre en la Universidad aunado a mi trabajo de tiempo completo en el Tribunal, me imposibilitaban viajar en la fecha en que quisiera, pero ahora todo parecía estar a mi favor, no sólo porque el MANIFEST sería un sábado, sino porque además había conseguido permiso para faltar al Tribunal aquel viernes 26 de octubre.
En principio pensé que esta aventura la llevaría acabo yo solo, sin embargo aquel fin de semana tendría la compañía de dos grandes amigos: Miriam y Abraham, a ambos los conocí cuando estaba estudiando la preparatoria gracias a un amigo en común, José Juan o Ian York como gusta que lo llamen; Abraham decidió apuntarse a mi plan de asistir al Manifest casi desde el principio, y aunque también le gusta INTERPOL y obviamente se sentía emocionado por el festival, creo que su principal motivación para hacer este viaje era deambular nuevamente por las calles de la Ciudad de México, conocer Santa Fe y saludar a Miriam, que desde hace ya varios meses (creo que ya casi un año), vivía en el Distrito Federal.
En verdad siento un gran respeto por Miriam, de la noche a la mañana decidió irse a vivir a la Ciudad de México, sin planearlo, en caliente como se dice vulgarmente, al principio me pareció una verdadera locura, pero ahora siento una gran admiración por ella, esta chica ha logrado muchos triunfos personales, el principal, adaptarse a esa desequilibrada ciudad, pero además también tiene un trabajo que la hace sentir feliz, ya que colabora con varios medios impresos importantes, como la revista “LA MOSCA”, publicación con la que nosotros habíamos crecido y donde ahora ella tiene la oportunidad de publicar.
Así que heme aquí, en la parte posterior de un taxi recorriendo la Avenida de los Insurgentes, con la timidez en el rostro y el deseo de conocer en los pies, al fin estaba en la Ciudad de México, al fin era un habitante más de aquella conglomerada metrópolis (o al menos por un fin de semana). He de reconocer que en principio la ciudad no me impacto, no me pareció nada fuera de lo común (craso error), pues ante mis ojos, Insurgentes no era mas que una avenida sucia con edificios amontonados y sombríos, atestada de sex shops y Sanborns, y es que no exagero al decir que a lo largo de la mentada avenida, casi en cada cuadra, es posible encontrar una tienda orientada al comercio de productos sexuales y un sanborns (bueno, a mi me lo pareció así).
Después de varios minutos de viaje, mi abstracción es interrumpida abruptamente por el sonido de mi celular, lo abro y encuentro un mensaje de Miriam preguntando si ya habíamos llegado a la ciudad, tras contestarle con un cordial saludo y una breve explicación de nuestro arribo, lo cierro para embelezarme con la primera mirada agradable que me muestra esta ciudad: Paseo de la Reforma, la imponente calzada de la emperatriz Carlota logra impactarme, los enormes árboles contrastando con los modernos edificios me resultan un agasajo a la vista. Suena nuevamente mi celular, es Miriam que nos invita a Abraham y a mí a desayunar, le respondo que aceptamos la invitación, la esperaremos en nuestro hotel como a eso de las diez y media de la mañana.
Luego de instalarnos en el hotel y tomar una pequeña ducha, Abraham y yo nos encontramos con Miriam, tan pronto terminaron los saludos obligatorios, salimos del hotel y comenzamos a caminar sin rumbo fijo, mientras conversábamos de un sin fin de cosas como en los viejos tiempos; tras un par de minutos descuide por completo la conversación, estaba emocionado viendo los edificios, las calzadas, la gente y sobretodo el metrobus, ja ja ja, me llamo mucho la atención aquel sistema de transporte urbano, más que por su eficiencia, por el hecho de que para los habitantes del resto de la republica, el mismo es una de las obras más polémicas del infame Andrés Manuel López Obrado, otrora Jefe de Gobierno del D.F. y excandidato a la Presidencia.
Seguimos caminado, pasamos frente al edificio de la Sala Superior del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa y luego frente al inmueble de la PROFECO, en fin, caminamos varias cuadras hasta que ya sin ánimos de continuar, optamos por desayunar en un VIPS que nos quedaba justo delante a nuestras narices. Mientras ingeríamos un apetitosos desayuno continuamos conversando, primero sobre las experiencias de Miriam en aquella ciudad, sobre los conciertos a los que había ido en aquel tiempo, sobre su trabajo y su familia, y enseguida comenzamos a hablar de los chismes y noticias de Torreón (nuestra ciudad natal), de Ian, de la Universidad, del Manifest, etc, etc.
Al concluir el desayuno, con los ánimos renovados para emprender nuevamente la marcha, decidimos acompañar a Miriam al World Trade Center donde habría de realizar una entrevista para una revista en la que escribe; así que caminamos unas tres cuadras hasta que llegamos al Poliforum Siqueiros, el cual se encuentra justo a lado del WTC; parado en aquel sitio, de pronto recordé una vieja entrevista que había leído en una revista, donde Paul Banks afirmaba que en verdad le había encantado tocar en el World Trade Center de la Ciudad de México, no sólo porque el público de aquella noche fue uno de los mejores de su carrera, sino porque le agrado el encanto y la magia que emana de aquella imponente construcción.
Por supuesto Paul ha visto edificios aun más altos y modernos en Nueva York, y sin embargo le agradaba aquella edificación rectangular coronada por una pequeña torre circular, y no se, pero estar frente al WTC me produjo una extra sensación, un pequeño enamoramiento de aquel majestuoso inmueble donde INTERPOL había tocado por primera vez en nuestro país; aquél sitio que había temblado con la música de mi banda favorita, ahora aparecía ante mis ojos como un lugar sagrado, en un instante me sentí como un peregrino llegando a la Meca, rindiendo honores a su guía espiritual; entré por sus enormes puertas de cristal ahumado tratando de guardar en mi memoria cada detalle de él, tratando de impregnarme de su aroma que en otro tiempo rodeo a INTERPOL, guardando en mi cerebro los colores y las formas que en ahí se guardan.
Mis amigos y yo lo recorrimos un buen rato, hasta que Miriam nos abandono para ir realizar la entrevista, no sin antes fijar una hora y un lugar para vernos; ya con planes trazados para pasar el resto de la tarde y la noche, Abraham y yo salimos del WTC y decidimos conocer el Poliforum, para después volver a caminar a lo largo de la Avenida de los Insurgentes.
CAPITULO DOS EXPLORANDO LA CIUDAD
VIERNES 26 DE OCTUBRE
Eran aproximadamente las cuatro de la tarde de aquel viernes 26 de octubre, Miriam, Abraham y yo habíamos decidido tomar el metrobus para llegar al Paseo de la Reforma, así que como cualquier otro capitalino, mis amigos y yo, aguardamos un par de minutos la arribada del vehiculo en una de las tantas estaciones de Insurgentes; abordar el metrobus es una tarea un poco complicada, tan pronto llega éste la gente que lo espera se abalanza a sus puertas y empuja a quien pueda para poder entrar; ya en el interior del vehiculo el problema de espacio es el siguiente que hay que solucionar, pues generalmente siempre está atestado de personas que se niegan a compartir unos cuantos centímetros de suelo donde puedas parte, finalmente el último inconveniente es la velocidad, ya que el metrobus se desplaza con una rapidez considerable no solamente por vías rectas, sino también por curvas sumamente pronunciadas y pasos a desnivel, por lo que en innumerables ocasiones los pasajeros deben sortear los bruscos movimientos para no caer, pero al final, el aglutinamiento de personas logra detenerte y evita que tengas un duro desencuentro con el suelo.
Luego de diez o quince minutos de viaje en el metrobus, arribamos a Paseo de la Reforma, donde inmediatamente iniciamos una nueva caminata desde la fuente dedicada a Louis Pasteur, mientras lo hacemos conversamos sobre un sinfín de temas, principalmente de música, pero a la par, nos damos tiempo de admirar la serie de edificios que hay a lo largo del paseo, aquellos pequeños palacios y torres de cristal y hierro parecen construidos únicamente para engrandecer aquella calzada; me pregunto qué pensaría la emperatriz Carlota si viera en lo que se ha convertido su avenida, obviamente quedaría impactada con aquellos edificios, pero creo que en resumidas cuentas no le gustaría del todo, supongo que le molestaría ver la enorme cantidad de autos que deambulan por él, pero sobretodo, le molestarían los asquerosos campamentos de los diversos manifestantes que ahí se han instalado.
En lo personal me gusto el Paseo de la Reforma, me pareció en verdad bello, pero ahora que lo conozco, no me atrevería decir que se parece a los Campos Elíseos de Paris como muchas personas lo hacen, y aunque sólo he visto en películas o fotografías aquel paseo francés, eso me basta para darme cuenta que entre ambos hay un millón de años luz de distancia. En alguna ocasión, como mexicano orgulloso de mi nación, le dije a una de mis maestras de francés que el Paseo de la Reforma era el equivalente a los Champs Elysees de Paris, situación que causo la risa de aquella vieja maestra de origen mexicano que había pasado casi toda su vida en Neuilly, uno de los suburbios más chic de Paris, y que por azares del destino regresaba a Torreón a dar clases, ella me dijo que si en toda Europa no había nada tan bello e imponente como los Champs Elysees, mucho menos en América lo habría, y que aunque el Paseo de la Reforma tiene su encanto propio, ciertamente no tiene la elegancia y el glamour de aquel.
Caminamos mucho, no se cuanto, pero en determinado momento habíamos abandonado Reforma y estábamos a punto de llegar al Palacio de las Bellas Artes, pero primero hicimos una pequeña parada frente al monumento a la patria, donde pudimos tomar unas cuantas fotos, unas de la escultura de Benito Juárez y otras tantas de nosotros fuera de las oficinas de Relaciones Exteriores.
Aunque en Paseo de la Reforma tuve oportunidad de ver varios campamentos de manifestantes, hasta el momento no había visto ninguna de las manifestaciones que enloquecen y caracterizan la vida en el Distrito Federal, pero cual sería mi sorpresa que al llegar justo a la explanada de Bellas Artes, mis amigos y yo nos topamos con la manifestación de los cuatrocientos pueblos, en la cual sus participantes danzan desnudos para defender sus derechos. Ciertamente en televisión ya había visto ese tipo de manifestaciones, donde las personas se exhiben casi o totalmente desprovistas de ropa, pero la verdad resulta inquietante verlos en vivo y a todo color.
Aquella tarde las mujeres eran las únicas desnudas por completo, sin ningún pudor o pena alguna, varias señoras gordas de tetas colgantes repartían folletos y solicitaban cooperación a todo aquel que se los permitía, mientras unos doscientos hombres (o más), cuyas edades fluctuaban en su mayoría entre los diecisiete a sesenta años aproximadamente, bailaban casi desnudos en una calle lateral junto al Palacio, pues únicamente portaban una fotografía a especie de taparrabos con la cara del infame Senador Dante Delgado, del cual exigían la devolución de varios predios ejidales. Si bien las fotos del Senador cubrían a la perfección los órganos sexuales de esos hombres, dejaban al descubierto los morenos traseros de los campesino, de los cuales ninguno era agradable a la vista, jajajajajaja, por lo que me pareció que más que una manifestación, era una mentada de madre a un recinto tan hermosos como Bellas Artes.
Después de tomar fotografías de los manifestantes y formar parte de aquel folklore, continuamos nuestro camino, pero ahora platicábamos principalmente de política: de la corrupción, de las elecciones, de los manifestantes, del Peje, del Felipe gobernando México, etc. Caminamos un poco, detrás había quedado el edificio del Banco de México y la Casas de los Azulejos, la cual alberga el primer Sanborns, para quedar delante de nosotros el Centro Histórico en su máxima expresión.
Recorrimos lentamente aquellas calles antes de llegar al Zócalo, pero una vez ahí, corrimos a él tan veloz como los carros nos lo permitieron. La también llamada Plaza de la Constitución no es tan imponente y magnánima como luce en la televisión, aunque es grande, tampoco es enorme ni nada fuera de lo común como siempre aparece en los noticieros, ciertamente luce bella flanqueada por la Catedral Metropolitana, el Edificio de Gobierno del Distrito Federal, la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el Palacio Presidencial, pero por si sola no es nada, ni con toda la historia y los momentos importantes que en ella se han vivido.
En el Zócalo nos topamos con otra manifestación, pero también vimos como hacían el cambio de guardia en la Presidencia, algo que no me agrado mucho, pues me recordó mis horribles días en el Servicio Militar; después caminamos por un lado del Palacio, justo por la calle que hace un par de semana estaba completamente invadida por los vendedores ambulantes, pero ahora lucia limpia y pacifica, la armonía del lugar era completada con el mágico sonido de una organillera que interpretaba una melodía que supuse era "Plenilunio", si he de ser sincero, no pude evitar quedar extasiado con ese chillante sonido, por lo que mientras Miriam compraba unos clásicos tacos de canasta, yo decidí cruzar la calle para dejar un par de monedas, a manera de agradecimiento, a la chica de uniforme caqui que sublimemente tocaba aquel instrumento.
Rodeamos el Palacio Presidencial mientras Miriam degustaba sus tacos, recorrimos la serie de locales y tienditas que hay en esa zona para finalmente salir por la calle de Pino Suárez, donde se encuentra la Suprema Corte, momento que aproveche para tomarme la foto obligada del recuerdo en el máximo tribunal del país. Ya un poco casados decidimos sentarnos en una jardinera, donde permanecimos tranquilos escuchado a otro organillero que interpretaba la Vikina, más con la aparición del aburrimiento y la molesta llegada de vendedores ambulantes, de los comúnmente son llamados “toreros”, preferimos abandonar el sitio.
Sin planes fijos, Miriam propuso ir a una función de Lucha Libre en la Arena México y Abraham planteó la idea de ir a cenar en algún restaurante de la Condesa, o Condechi como la llaman de manera peyorativa; la verdad el plan de Miriam no me atraía, y es que a pesar de que me agradaba la idea de conocer la legendaria “Arena México”, no quería pasar la noche de ese viernes haciendo algo que igualmente podía hacer en Torreón, por lo que opte apoyar el plan de mi amigo.
Aunque les externe mi intención de tomar un taxi, Miriam y Abraham me convencieron de tomar el metro, era innegable que no quería hacerlo, me daba un poco de temor, pero lograron persuadirme diciéndome que era una experiencia necesaria para sentirme como cualquier otro capitalino, así que decidí hacerles caso y abordardarlo. Como buenos ciudadanos hicimos fila para comprar los boletos, pero un tipo loco se metió de manera brusca en ella, por lo que Miriam comenzó a hacerle pleito, afortunadamente la situación no paso a mayores, pero mi amiga quedo muy ofuscada con la pelea.
El ambiente en el metro fue tal y como me lo imaginaba: deprimente y tenebroso, la gente camina rápido en un clima húmedo y de aires viciados por el calor, las paredes están sucias y los pisos amarillentos a pesar de haber empleados que los limpian; abordar el metro es el doble de difícil que tomar el metrobus, además huele mal y comienzas a sudar horrible, en verdad no me gusto, pero lo cierto es que en él llegas rápidamente a tu destino y de forma económica.
Tras circular un rato por la línea rosa del metro, acabamos por regresar al exterior, donde respirar el aire lleno de contaminación, me era más tranquilizante que continuar inhalando los hedores subterráneos. Salimos por una estación rodeada de puestos ambulantes, parecía una romería, todo lucia muy sucio y desprolijo, no entendía como la gente podía detenerse a comprar en aquellos puestesitos, sin embargo, a lo lejos el panorama era distinto, brillante y retadora se erguía frente a nuestros ojos la espléndida Torre Mayor, el edificio más alto de Latinoamérica, ahora si me quedaba claro el porque André Bretón y Carlos Fuentes denominaron a la Ciudad de México como el lugar más surrealista del mundo, pues la verdad, es difícil comprender como un mismo territorio puede albergar lugares tan pobres y desolados, cohabitando con zonas tan exclusivas y elegantes, con obras tan modernas como la Torre Mayor.
Dimos unos cuantos pasos y tomamos un típico taxi verde, acto que molesto un poco Abraham que prefería los rojos por ser más amplios y cómodos. Veinte minutos más tarde llegamos a la Condesa, ya era de noche y teníamos hambre, así que elegimos un restaurante de comida mexicana que nos quedaba cerca. La comida era buena y el ambiente agradable, había un tipo tocando el acordeón amenamente, al cual decidimos darle una propina porque una de la piezas que interpretó fue “Apolonia”, tema música de “El Padrino” que a los tres nos gustaba.
Antes de abandonar el local tuvimos otro altercado, ahora con el mesero quien nos cobraba más de lo que habíamos ingerido, por lo cual solicitamos que rectificara la cuenta, cuestión que aunque molesto al individuo tuvo que aceptar, sin embargo se portó bastante grosero y petulante, Miriam dijo que así era en esa ciudad, todo el mundo quiere sacar provecho, la mayoría son unos gandayas; ciertamente en la Ciudad de México hay mucha gente desagradable, probablemente sea por los problemas propios de una ciudad grande, pero a fin de cuentas personas funestas las encuentras en todo el mundo, en conclusión creo que la gente joven del Distrito Federal, la nuevas generaciones son muy agradables, educadas, simpáticas y alegres, muy distintas de la gente mayor que son groseras y malhumoradas (obviamente no todos), y esta hipótesis me quedaría patente al siguiente día durante el Manifest (pero de eso ya platicaré más adelante).
Abandonamos el restaurante, y como a lo largo de ese viernes otra vez comenzamos a caminar, no recuerdo cuanto pero fue mucho; ya un poco cansados optamos por ingresar al Centro Cultural España, donde nos pasamos las horas hojeando libros y conversando, así que el tiempo se nos fue en un suspiro y sin previo aviso nos llegó la media noche; a pesar de que aun no tenía ánimos de regresar al hotel, propuse irnos a tratar de conciliar el sueño, pues el día siguiente sería muy agitado, más esta propuesta quedo suspendida en el aire hasta que prácticamente nos corrieron del lugar, como a la una de la madrugada.
En el exterior, el aire era gélido pero sorpresivamente revitalizante, como un preámbulo de lo que habría de ocurrir dentro de unas cuantas horas en Santa Fe; caminamos un poco por aquellas oscuras calles de la Condesa, con frió y un poco de temor, hasta encontrar una tienda abierta donde compramos unas botellas de agua y hojeamos un par de revistas, una de la cuales nos llamó la atención por tener una foto de Miriam durante su asistencia al Festival Internacional de Cine Expresión en Corto, realizado en Guanajuato; tras salir de la tienda, al fin, decidimos tomar un taxi que estaba estacionado junto a un puesto de flores que nos quedaba enfrente.
Luego de indicarle nuestro destino, emprendimos el viaje hasta la Colonia del Valle, donde vive Miriam, al llegar nos despedimos de ella con un beso y una abrazo, prometiéndole verla al día siguiente en el Bar Covadonga, lugar donde habría de realizarse el After Party del Manifest, sin embargo, Dios me tenia preparados otros planes que ni me imaginaba para el día siguiente. Acto seeguido, Abraham y yo continuamos nuestra travesía en aquel taxi hasta nuestro hotel ubicado en Insurgentes. Con el pasar de los minutos, ooco a poco quedaba nuevamente embelezado con aquella bella ciudad, que ahora, en plena madrugada, me mostraba su mejor cara, una cara sonriente e iluminada en las tinieblas; cruzamos una vez más frente al World Trade Center, y mi corazón volvio a palpitar al imaginar a INTERPOL tocando en aquel sitio, creo que una sonrisa se dibujó en mis labios en ese instante; en unas horas más estaría en Sante Fe, finalmente el deseo que se había transformado en rumor, para convertirse en una versión oficial y que ahora era un hecho, estaba a punto de volverse una realidad: escuchar a los cuatro habitantes de Nueva York que logarían hacerme sentir más vivo que nunca.
A UN MES DEL MANIFEST, INICIA EL RECUENTO DE LOS DAÑOS
Hoy se cumple exactamente un mes de que fui al MANIFEST y pude ver por primera vez a INTERPOL en vivo, así que para no dejar pasar una fecha tan especial, a manera de tributo les comparto este videito que me encontré en YOU TUBE que me parece de lo más genial, no sólo porque muestra a la banda cantando una de mis rolas favoritas, sino porque además muestra a Paul completamente ebrio cantando, jajajaja, esta chingon… Después de este video, sin lugar a dudas muchas y muchos querrán ser micrófono.
NOTA: Me hubieran dicho antes que sólo bastaba poner bien pedo a Paul para que se pusiera más alegre y mandara besitos en el MANIFEST.
THE HIVES, una de las bandas que en principio se especuló pudiera compartir cartel con INTERPOL en el MANIFEST 2007, lanza al mercado su nuevo disco titulado “THE BLACK AND WHITE ALBUM”, con el cual pretenden reconquistar el mercado norteamericano después de que su tercer material discográfico, “TYRANNOSAURUS HIVES”, pasara sin pena ni gloria al menos en este continente.
THE HIVES logró hacerse notar con el EP “a.k.a. IDIOT” de 1998, pero fue gracias a su segundo LP titulado VENI VIDI VICIOUS, que esta banda sueca logró irrumpir la escena musical americana y europea del nuevo milenio con muy buenas criticas y grandes expectativas, debido en mayor medida a sus rolas potentes e irreverentes mezcladas con un sonido retro, sin embargo, parte del éxito de la banda también puede ser atribuido a la actitud agresiva y desenfrenada de sus integrantes, en contraste con sus elegantes vestimentas muy al estilo de los rockeros de los años sesenta.
Además, esta banda sueca también posee otro elemento por demás importante para conseguir la notoriedad, en un momento en que el mercado se encuentra atestado de bandas mediocres y fácilmente confundibles, como es el poseer un líder carismático e interesante, cualidades que sin dudad Howlin' Pelle Almqvist, líder de la agrupación, satisface completamente, situación que esta plenamente respaldada por los comentarios de revistas como la “SPIN”, que en su momento lo llegó a considerar como el nuevo Mick Jagger o inclusive su inclusión en la lista de los rockeros más sexy, que elaborara el canal VH1 para uno de sus programas en el 2001.
El nuevo material de THE HIVES rompe las formulas implantadas por sus trabajos previos, y aunque no pierden la agresividad que los caracteriza, si revelan un lado más propositivo al dejar de lado su estilo retro e incluir sonidos más complejos y variados, de ahí que en esta ocasión decidieran trabajar con personalidades del mundo del hip-hop como Pharrell Williams, quien produjera parte del nuevo disco.
Por todas estas razones, la revista SONIKA decide dedicarles la portada de su última edición, que aunque esta buenísima no supera a la de INTERPOL (sino me creen, denle un vistazo en los archivos del mes de julio de este blog), así como un completo análisis del nuevo material de la banda, el cual aparentemente es sumamente bueno. En la mencionada revista también se puede encontrar la tan esperada reseña del MANIFEST 2007, al cual ya catalogan como el mejor festival del año, y eso que aun no se ha celebrado la primera edición del “SONOFILIA”, del cual muchos auguran un éxito arrollador.
Por el momento les dejo el video del nuevo sencillo promocional del “THE BLACK AND WHITE ALBUM”, de esta fantástica banda sueca, que en lo personal es una de mis favoritas.
Finalmente tras un silencio obligatorio o autoimpuesto, en parte porque mande a actualizar los programas de mi computadora y en parte porque debía alejarme de cualquier elemento distractor, que pudiera desviarme de mis estudios y preparación para mi examen profesional, tengo la oportunidad nuevamente de publicar un par de entradas en mi blog, algo que en verdad necesitaba hacer de sobremanera, y es que veo en esta pagina una especie de diario personal o testimonio sobre lo que actualmente pasa en mi vida.
La verdad no se que tan bueno soy escribiendo un blog, pero lo cierto es que me agrada hacerlo, me relaja, me quita el coraje o la depresión que en algunos día puedo llegar a tener, además, en ocasiones me sirve de puente con algunos de mis amigos que publican comentarios o me mandan correos para platicar sobre lo que he publicado.
El post con el que retomo las publicaciones es uno que es ya más que obligatorio: LA ROLA DEL MES, el cual es importante para mi, pues me hace recordar aquellas rolas que por diversas razones, han significado algo el mes previo a su publicación o que representan algo justo en el mes en que son difundidas. En octubre llegue a pensar que la ROLA DEL MES sería alguna de INTERPOL, probablemente la que más se hubiera gravado en mi memoria la noche del 27 de Octubre en el Manifest, sin embargo no fue así, aunque disfrute el concierto y caí rendido ante la magia de INTERPOL, una de las rolas que más recuerdo de aquella noche fue “Fluorescent Adolescent” de los Arctic Monkeys, cuyo video promocional fuera proyectado previamente a la presentación del cuarteto Neoyorkino en Santa Fe.
La mente humana funciona de maneras muy raras, y no sólo lo digo por la ROLA DEL MES que no fue de INTERPOL sino de los ARCTIC MONKEYS, lo digo también porque tras recuperar mi laptop e iniciar el recuento de mis aventuras en el D.F. y el MANIFEST, vinieron a mi mente los recuerdos de la primera vez que ví a ZOE en vivo, por qué, no lo se, lo cierto es que inmediatamente busque en mi “diario electrónico”, una vieja crónica que había escrito de aquel concierto, y tras leerlo me ví en la imperiosa necesidad de hacerle unas correcciones.
Con las correcciones ya hechas, surge en mi la necesidad de publicar esta crónica, y así lo hago principalmente para celebrar que justo este año ZOE, una de mis bandas favoritas, celebra casi una década de fundada, así que en honor a tal suceso publico “LA NOCHE DEL CRONICK O LA MOTA ROJA TRAÍDA DE MARRUECOS”, un relato algo extenso ya que fue extraído de mi diario personal y privado, pero que la verdad es fácil de leer.
Antes de concluir, quiero agradecer a todos los que han dejado comentarios en mi blog, en verdad lo agradezco, especialmente si dejan un link pera visitar sus respectivas páginas, pues leer los post de otros es algo que en verdad me agrada, principalmente si son de temas de mi agrado como la música, el cine y lógicamente, INTERPOL.
Por el momento esto todo, pero dentro de poco espero terminar de escribir mi reseña del MANIFEST, relato que es mi importante para mi, pues me permitirá recordar siempre la noche en que pude a ver y escuchar a los cuatro mejores músicos de mi generación: Paul, Carlos, Daniel y Sam, los cuatro excéntricos de Nueva York.
LA NOCHE DEL CRONICK O LA MOTA ROJA TRAÍDA DE MARRUECOS (Crónica de un concierto de ZoE)
Historia real acaecida entre la transición del Viernes 02 al Sábado 03 de febrero de 2007. Rolas: Nuevamente Obstacle 1 de Interpol, Sour Times de Portishead, así como Paula y Dead de Zoe, ya que me acompañaron a lo largo de aquella fría noche de invierno.
“…but she can read she can read she can read she can read she's bad… it's different now that I'm poor and ageing I'll never see this place again you'll go stabbing yourself in the neck…”
Una pálida luz azul inunda una pequeña habitación de servicio junto al hall de la casa marcada con el número 207 del Callejón del Beso; los muebles de la sala principal han sido sustituidos por una opaca luz roja que todo lo contamina; huele a cigarro, a fragancias caras, y el aroma de la mota y el alcohol se mezclan con el aroma a sexo, a sudor, a calor, en una atmósfera fría y fresa; la oscuridad es la mascara perfecta para pasar desapercibido, pero prefiero esta obscuridad pirata a la insípida luz del foco colocado en la entrada principal, donde la idiotez sale a relucir de las bocas estupidas de unos cuantos borrachos mediocres, que no hacen más que dar testimonio de su poca habilidad mental para incomodar a los demás. Son las tres de la mañana, del sábado tres de febrero y es la culminación de una noche insustituible.
La melancolía de noches pasadas se ha transmutado en la alucinante ira de una buena rola de rock; no he hecho otra cosa mas que escuchar en repetidas ocasiones a INTERPOL: escucho la perturbadora voz de Banks por las mañanas, cuando aún no me recupero del clásico sopor del sueño, escucho el bajo de Carlos antes de dormir para sedarme por completo, me drogo con los golpes que Sam atesta a su batería en “Obstacle 1” para soportar la última clase en la Universidad, y antes de comer, escucho la dolorosa “Evil”, para aderezar mis alimentos con la elegancia que sólo un chico de traje negro como Daniel les puede dar.
Pero mientras la penumbra sede a la claridad del día, mis pensamientos incesantes repiten “…y siento que me iba morir, contemplando la membrana azul, de tus ojos fulminando el tiempo y el espacio…”, mientras ruego para que el tiempo transcurra rápidamente, aunque en ello se me vaya la vida. Quiero salir, montarme a mi automóvil blanco y alejarme de aquí, para alejarme de lo mismo de siempre: cosas interrumpidas, cosas dolorosas, rostros cansados y amargados, cosas de las que no quiero hablar porque en verdad las detesto.
Tengo mi boleto desde el miércoles, su precio: $150.00, sumamente barato para la cantidad de dones que habría de recibir por él. Tenía el boleto, pero aun no tenía asegurado el lugar donde habría de contemplar la psicodélica transformada en luz y sonido; una llamada no contestada al mediodía del jueves uno de febrero sería la solución a la falta de lugar para recibir la comunión con Memo Rex Commander; a la una de la tarde el trueque estaba apalabrado, un sitial en la corte del Cronick a cambio de una manifestación de mis limitados conocimientos sobre la falta de emplazamiento en un juicio laboral, los negociantes: “el negro”, Jaime y yo, Holden.
Dientes sucios, aliento a café sumamente cargado, tengo seca la boca, quiero que el tiempo transcurra aun más rápido, me siento desesperado, he comenzado a sudar, necesito a Paul, lo necesito, necesito escuchar su voz diciéndome “in my mind this is my free time to break it all away spend it all today”, pero los segundos transcurren lentamente, mientras mi cordura se escurre a través de las rajaduras que el papel deja sobre las yemas de mis delicados dedos, dedos de niña según algunos que los han tocado, pero la verdad es que son feos, desquebrajados por la sequedad y la debilidad de una piel delicada que me ha sido heredada por la genética, contra la cual no se puede pelear, se tiene o se tiene, y la única manera de vencerla es metiéndote una pistola en la boca, para después apretar el gatillo y terminar con esa pinché genética de mierda que tanto detestas.
Lo he llamado nuevamente, le pregunto dónde se encuentra, me dice que en el hotel con los de la banda, que me tiene un regalo, pero que me lo dará hasta el lunes, hemos quedado de vernos a las diez.
El preludio al concierto ha ocurrido en mi casa, por supuesto, a solas y con rolas de Interpol, la cuales inician el trance de una noche ciento por ciento rock; me marcho de casa aun molesto con mi madre, no sin antes advertirle que no me espere pues no tenía hora de regreso.
Finalmente llegó al lugar, la fila para entrar es enorme; lo dudo un momento pero decido marcarle una vez más, le preguntó que a qué hora piensan dejar entrar a la gente, más el trasfondo de la pregunta no ha sido entendido, en realidad es una suplica para que me ayude a colarme en la fila; nuevamente mi inocencia infantil sale a relucir, me digo a mi mismo: eres ridículo o qué Holden, arreglártelas como puedas; me he acostumbrado a hacer muchas cosas yo sólo, quizás por eso me gusta que los demás dependan de mi o me pidan favores, pero me desagrada pedirlos o depender de alguien; le digo que en cuanto logre entrar le marco nuevamente y vaya con la ironía de la vida, mientras cuelgo mi celular, lo veo correr en la acera de enfrente, pienso en gritarle, pero qué le puedo gritar, me limito a observarlo de lejos mientras da vuelta en la esquina, el Jimmy se esconde tras una puerta.
Bien, aquí estoy, al final de la fila que abarca más de dos cuadras, por detrás del local donde habrá de efectuarse el concierto, tengo frió, pero aun más un poco de temor, me siento un poco solo, me gustaría tener a alguien a lado con quien conversar, últimamente me toca experimentar todo en una gran soledad, más esta noche he decidido romper mis limites.
Las cosas cambian un poco, lo que era el final de la fila ahora es una fracción más de ella, después de mi hay un chavo, es delgado, al parecer no es de Torreón, probablemente sea de Gómez, lo intuyo porque me ha dicho que se perdió antes de llegar aquí, pues no encontraba la dirección, por lo que decidió bajar del pedestal machista que caracteriza a muchos hombres y que les impide preguntar una dirección, para consultar en una gasolinera sobre dónde se encontraba el lugar del concierto –es entonces cuando agradezco a Dios ser feminista–, después de haber sido orientado y buscar un sitio donde estacionarse, logró llegar a la fila, a un lado mio, igual de solitario que yo. “Solo, solo cuando estas mas triste, solo cuando ya no existe, solo cuando….”.
Es delgado, de piel gris opaca, porta una chamarra de cuero negro, de las densas y que aún se sienten húmedas, es un tipo agradable, de cabello rizado y algo largo, de ojos grandes y nariz pequeña, dedos largos y piernas sumamente delgadas, me pregunta si traigo boleto, le digo que si, me cuenta que un amigo lo ha plantado y que desea vender el boleto, pero le contesto que yo ya tengo el mió; finalmente el chavo se arma de valor y se lo ofrece a un mocoso que esta delante de nosotros, éste se lo compra por $100.00, un verdadera ganga.
Comenzamos una charla, una de esas platicas de parloteos triviales, a las que te aferras para no sentirte raro cuando estas rodeado de desconocidos. Después de un rato la suerte nos sonríe –es la premonición de una gran noche de rock– Luís, como se llama el chavo detrás de mi en la fila, saluda a un cuate, un tipo aún más delgado que él, éste se encuentra en una situación un poco lamentable: es menor de edad y en ese momento su juventud es un obstáculo para que los gorilas de la entrada le permitan pasar.
Después de platicar con Luís, le promete regresar por él en un rato, pues tiene un lugar casi en la entrada donde una amiga lo aguarda. Diez minutos después, Luís y yo estamos casi al inicio de la fila, ha tenido un gesto amable conmigo y me ha invitado a acompañarlo con sus amigos para entrar juntos al concierto. Me topo con Román, un cahavo que corrieron de mi Universidad, hace poco me caía mal, de eso ya no hay nada, el tipo es buena onda sólo hay que darle una oportunidad.
Me invade la penumbra, estoy feliz, hemos logrado entrar, Luís primero que yo, ya adentro me dice: -por qué tardaste, los hubieras empujado-, sin embargo mi sentido pacifista y sobretodo el de la cordura se imponen a mi valemadrismo. Me despido de Luís, probablemente sea la última vez que lo vea en mi vida. Marco el celular nuevamente, me contesta y me da indicaciones para llegar hasta su mesa, la cual se encuentra del lado derecho del antro, a un costado del escenario.
Al llegar, lo saludo efusivamente, el sitio es perfecto, sin pensarlo me apodero del que considero es el mejor lugar para apreciar el concierto. La “mesa” es un pequeño semicírculo de sillones roídos de piel roja, empotrados en una pared igualmente roja y deteriorada, al centro del semicírculo hay una pequeña mesa igualmente redonda como de cromos, sobre ella se pueden apreciar los primeros fantasmas del alcohol: unas cuantas botellas de Corona y otras tantas de Victoria, la noche vaticina ser una locura total, estos cabrones se van a poner bien burros.
Además del Jimmy, están Román, Rolando, un tipo de cuyo nombre no me acuerdo pero que igual me cae bien y el “Barras”. En la “mesa” también hay una chica llamada Alejandra, acompañada de un chavo de blazer azul llamado Jorge, también hay dos tipos muy peculiares, el primero llamado Joy, no muy alto, chobison, de cabello rizado y piel gris verdosa, porta elegantemente unos lentes Ray Band de poca madre: son negros, profundamente obscuros, con incrustaciones de carey y armazón de metal color dorado, en verdad unos lentes hermosos y que fueron el primer objeto de mi envidia.
El otro se llama Cesar, aun más peculiar que Joy, esa noche portaba unos jeans desgastados y un blazer color gris, su piel cetrina hacia juego con el color café de su cabello sumamente rizado y esponjado, nunca vi el color de sus ojos, siempre estuvieron ocultos bajo unos lentes blancos; no se si fue todo su atuendo o el estrambótico cabello, o quizás los primeros efectos del vodka, pero en algún momento llegue a pensar que Cesar era chica, pero no, era un tipo, sólo que me parecía una por su afro al estilo Ely Guerra.
Pedí mi segundo vodka tonic, herencia de “Lost In Translation”, y es que el vodka tonic es una de mis bebidas favorita desde que Charlotte, el personaje de Scarlett Johansson lo tomó en la película; al vodka tonic solamente lo superan un sofisticado Manhattan o un pecaminoso Cosmo, sin duda, para bebidas soy muy elitista, jamás me ha pasado la puta cheve, lo siento, pero es un trauma de mi niñez, desde chico me provoca cierta repulsión el sabor de la cerveza ahogado en mi garganta.
Los minutos pasan, el alcohol comienza a surtir sus efectos, estoy sumamente desinhibido, comienzo a socializar con Joy, veo la gente a mi alrededor; frente a mi mesa esta Claudita, una vieja amiga de la prepa, más amiga de uno de mis amigos íntimos que mía, la saludo y al mismo momento la pierdo de vista entre la penumbra y el mar de gente que la devora.
El concierto comienza a las doce en punto, los acordes de Memo Rex son los primeros en apoderarse del escenario, la luces violetas y rosas dan vuelta por todo el lugar, el público impaciente aguarda la salida de León y el resto de la banda, los gritos son suplicas, ya los quieren ver, yo sólo quería otro vodka tonic. Y de pronto apareció, el magnifico, el bien vestido, León, de ojos grandes, de mirada perdida, de labios delgados y pómulos prominentes, de piel blanca y de cabello alborotado; León, portando una fantástico abrigo de tweed, probablemente de diseñador, un abrigo hermoso que fue el segundo objeto material de mi afecto y envidia esa noche.
“Memoooooooo Rex… renuncio a todo menos a morir, sin ni siquiera haberlo intentado, Memo Rex… derrama todo lo que desangra de ti y vamos por el túnel del amor… ”.
Las rolas se confunden con las luces de las lámparas en el escenario, estoy en éxtasis; rosa, plateado, violeta, plateado, violeta, rosa, violeta, penumbra, “y tengo luz, y tengo fuerza, y tengo luz y tengo fuerza”, alzo los brazos y recibo los primeros dones, me deshago de la desolación, del dolor, de la tristeza, mi cuerpo extasiado recibe energía positiva, la energía que sólo el rock te pude dar.
Mi cabeza gira, rosa, plateado, violeta, penumbra, luz plena, siguen las rolas, mi cabeza gira, mis dedos se mueven al compás de “Vinyl”, salto, no lo puedo evitar “que me haga sentir, que me haga soñar, o que me haga sufrir… y aunque dijiste que era cosa de solo una noche, que ya no me aguanto de volverte a tener” y León haciendo ademanes de quererse coger a varias de las presentes.
El tipo canta, baila, salta, se vuelve loco, se droga con su propia música, con su propia voz, la máxima expresión del amor al rock, rosa, violeta, plateado, plateado, violeta, penumbra. Las rolas siguen, la energía sigue fluyendo, la orgía musical esta comenzando. Llega el primer orgasmo, “Vía Láctea”, la gente enloquece, yo enloquezco, y sin embargo, ese es el momento que menos recuerdo de aquella noche. “Llevo el prisma de tus ojos en mi casco de astronauta y la tímida aurora de tu celular”.
Joy pide a Cesar otra cerveza, por el momento se han terminado en la mesa, yo le pido una, yo la pago, acepta el pequeño regalo, me lo he echado a la bolsa, el tipo me cae bien, es chidismo. Las rolas avanzan, salto, canto, grito, levanto los brazos, no hay orden mental, pero recuerdo que cantan “Triste Sister”, “Human Sapace Volt”, “The Room”, y después otro colapso nervioso,“Nunca me digas que no puedo, nunca me digas que creer, no vez que ya no tengo miedo, no me pongas tuuuuuus caaaaaaaderas, perdóname si no te sigo, pero me aburre caminar, me construí unas alas de cartón y voy a intentar llegar al sol aunque me muera de calor…”. Vuelvo a cantar como loco, la luz inunda todo.
León saluda al publico con una voz aniñada, que resulta totalmente distinta a esa voz potente y seductora del tipo que canta: “…no me destruyas más, mejor desaparece, borraste mis alas que me duelen, no me destruyas más, no me destruyas más, no necesito más, no me destruyas más, ya no afiles las navajas ya no me haces daño cuando me las clavas, ya no afiles los colmillos, ya no me hacen daño cuando me los hundes…”.
Una hora, un espacio en la línea del tiempo tan pequeño, insuficiente para salir del trance, del éxtasis, la corte celestial clama por otra canción, Jimmy apacigua los ánimos, dice que aun falta media hora, pero que ningún concierto seria igual sin el clásico “otra, otra”; y es que en verdad el “otra” es un integrante más de toda banda alrededor del mundo, desde U2 hasta Los Tucanes de Tijuana, todos lo conocen, todos lo aman y lo odian.
Sale Sergio, le dedica la siguiente rola a una tía que esta en el concierto, él es de Torreón, una ciudad que León dice adorar pues pasó casi toda la primaria en ella, además Rodrigo también ha vivido en aquí. La rola que alerta al animal hambriento de él “otra” es “Paula”, llega el segundo orgasmo previo al éxtasis total.
“Paula, Paula, me falta tu mirada, tu sonrisa dulce y tu cuerpo al despertar, dónde estas, dónde estas, dónde vas...”, no puedo dejar de cantar, me he enamorado de una Paula que ni conozco, me la imagino menudita, con unas caderas redondas, con una piel suavecita como la de una nectarina, su cabello lacio cae sobre su espalda como una delicada y pequeña capa, esta desnuda, huele a almohada, a sudor, a juventud.
Finalmente el enajenamiento llega a su máxima expresión, experimento una milésima parte de lo que Santa Teresa sintió al estar en éxtasis, esa crisis extrasensorial de carácter divino con tintes eróticos. La rola que he esperado toda la noche, el motivo por el que yo estoy aquí, mi rola, la rola, “Dead”. Suena la batería, los sintetizadores, el teclado, el bajo y la guitarra, y ahí la psicodélica voz de León consagrando la orgiástica comunión musical.
“Y sieeeeeeeeeeeeeentoo que me iba morir, contemplando la membrana azul de tus ojos fulminando el tiempo y el espacio, sieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeentooooo que me voy a hundir, que mis labios no funcionan más, que tus lagrimas de láseeeeeer desintegran mis palabras, Dead Dead…”.
Canto como poseso, mi voz se desgarra con cada nota, estoy poseído, mis dedos se mueven sin control pero al compás de la música, de los colores, del humo de los cigarros, del alcohol fluyendo por mis venas.
“Y sieeeeeeeeeeeeeentoo que me iba morir, contemplando la membrana azul de tus ojos fulminando el tiempo y el espacio, sieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeentooooo que me voy a hundir, que mis labios no funcionan más, que tus lagrimas de láser desintegran mis palabras, Dead Dead…”.
Estoy completamente ronco, afónico, ninguna rola ya me interesa, pero aún faltan unas cuanta, como “Soñé” y “Love”, ésta última que ocuparía sin dudarlo el titulo de “la más coreada” en la primera página de la sección de espectáculos, que “El Siglo de Torreón” dedicaría a este magnifico concierto.
Ahí termina la tocada, y como el buen sexo, agradable, rico, fuerte, nos deja llenos pero con ganas de más, sin embargo por el momento es suficiente. Todos acosan al Jimmy, su enmicado de “All Access” es nuestra llave al “After” del concierto. Por fin experimentaría otro after, con esa inigualable sensación de temor, de recelo, de desesperación por saber el tan guardado secreto del ya rumor: el domicilio donde habrá de ser el “after”.
-Joy, llévatelo, y tú carbón márcame en veinte minutos, ok, para decirles la dirección- Nos dice el Jimmy a Joy y después a mi. Así inicia mi nueva aventura del sábado tres de febrero. Una pequeña parada en el W. C. me hace perderlo de vista, no lo encuentro, prefiero salir del local, tal vez tenga más suerte afuera; al exterior la luna luce brillante, tanto que ni las luces fulgurantes de la Mercedes Benz de un costado logran opacarla.
Después de unos minutos aparece el Joy y comienza a charlar conmigo, me dice que lo siga. Llegamos al lugar donde están los autos de Rolando y Jorge, un Chevrolet blanco y un Focus guinda, los esperamos unos minutos. El Joy dice que soy a toda madre porque le piche una cerveza, que soy su cuate, que soy a toda madre; llegan todos a donde están los autos, permanecemos ahí un buen rato, descansando. En aquellos minutos entablo una conversación con el Rolando, principalmente sobre la Universidad y las tensiones del día. Se toma una decisión: ir a casa de Jorge a continuar la fiesta.
Jorge y Alejandra se montan en el focus guinda, Rolando, Joy, Cesar y yo en el Chevrolet blanco; todos andamos súper ebrios, súper extasiados, súper drogados de rock. Rolando enciende el motor, el primer viaje comienza con los Mars Volta de música de fondo, estoy tan buorracho que no recuerdo cual es la canción, pero me gusta. Pasamos los semáforos lentamente pero sin temor; Joy a mi lado en el asiento trasero esta feliz, no deja de hablar, Rolando esta concentrado en el volante, algo raro en él, César esta perdido, estampado, sin embargo no logro reconocer su estado pacheco en un inicio.
El auto comienza a andar rápido, el focus guinda se nos pierde de vista, pero no nos importa; César comienza a mostrarse desesperado, Rolando se ríe sin sentido alguno, mientras el Joy pregunta la hora en la que el negro va a llamar, le digo que somos nosotros los que debemos hablarle -Pues ya márcale, ya quiero estar ahí- hemos roto el turrón por completo, le digo a Joy que aguarde, que aun no.
El viaje continua, pasamos de lado de un Oxxo, punto en el que Cesar indica que ya es legal fumar la Cronick, pues estamos a unas cuadras de casa de Jorge -Has fumado la mota verde, pues esta es roja, traída de Marruecos, yo tengo, por si quieres, se llama cronick, es otro pedo– me dice el Joy para concluir posteriormente con -eres a toda madre, has probado la cronick, es mota roja traída de Marruecos, la trae el Cesar, el estudia en el Tec de Monterrey, pero el de Monterrey.
–La cronick es otro pedo, sabes qué es– le digo al Joy que no lo se –ah, pues es una mota roja traída de Marruecos, es la mamada, te estampas con ella. Oye, quieres cronick– le doy las gracias y le digo nuevamente que no.
–Ya quiero llegar al after, márcale al negro, márcale al negro, para que nos diga donde es– dice por enésima vez en la noche el pinche Joy. Le marco, me dice que dentro de quince minutos lo haga nuevamente, pues aun esta en los camerinos con Zoe, y no se porque pero de pronto me imagine que también con algunas grupies.
–Ya quiero estar con el León– dice Joy –para darle la pinche cronick, aunque el ya debe saber cual es, jajaja. Sabes qué es– A lo largo de toda la noche el Joy me había dado una limitada pero constante cátedra sobre lo que es el cronick y lo efectos que produce, así que ya un poco cansado le digo en tono un poco irónico –creo es una mota roja ¿no?– Entonces César me corrige –roja con verde– pequeño detalle, enseguida el Joy vuelve a cuestionarme –Sabes qué es la cronick– la pregunta me causó risa más que hastió, por lo que preferí contestarle un poco más alegre –claro guey, es una mota roja que nos importa de muy buena gana Marruecos, y con la que te estampas chingonsisimo- el Joy se ríe.
–Márcale al negro– quince minutos después –márcale al pinche negro– diez minutos después –márcale al negro- varios minutos después en múltiples ocasiones –márcale al negro, que ya quiero llegar al after, quiero huacarear– en este punto no sabía si reírme o bajarme inmediatamente del vehiculo, lo cierto es que todos en ese automóvil estábamos demasiado... animados.
Llegamos a la casa de Jorge, pero no bajamos de los autos, no se la razón, pero no lo hacemos, de manera tácita permanecemos montados en los vehículos, Jorge y Alejandra en el Focus, y nosotros en el auto de Rolando. Cesar decide darle nuevamente un toque a la cronick y después compartirla con Joy, Rolando prefiere una línea de coca, yo sólo me limito a escuchar a Mars Volta mientras los veo disfrutar la droga. Cesar se comunica con los ocupantes del otro auto por su celular, no se de que hablan, pero la verdad no me importa.
Joy comienza a verse un poco enfermo, constantemente dice que quiere vomitar, finalmente se baja del auto y empieza a cantar Oaxaca, yo busco un poco de papal para que se pueda limpiar el vomito, en mis bolsillos encuentro un poco (siempre traigo un pañuelos desechables en mis bolsillos por si se necesitan), bajo del auto y se lo ofrezco, además le pregunto si necesita otra cosa, pero me dice que no, que lo deje un momento solo. Así lo hago, además aprovecho para relacionarme con un enorme árbol que se encontraba al final de la cuadra, él me ofreció cobijo y yo, la acumulación del vodka que había ingerido a lo largo de la noche.
Joy y yo subimos al coche, la charlas continúan, Joy, Cesar y Rolando me dieron una cátedra de mota y coca, mi primera experiencia con ella, bueno, no la probé, no esa noche, debí hacerlo. En fin, lo que en otro tiempo habría condenado, me habría alterado, hoy me parecía chidisimo, genial, divertido, cool. No tenia miedo, y ¿si nos agarraban?, y que, ellos siempre andan con coca y mota y no les ha pasado nada, tente al diablo, lo pude perder todo en una noche, y sin embargo me vale madre, no me remuerde la conciencia, valió la pena, lo volvería a hacer.
A insistencia de Joy le marco a Jaime, al negro al fin nos da la dirección: Callejón del Beso, ampliación La Rosita. Joy: ¿Pero es la Rosa de Gómez o Torreón, dónde estamos? Yo: ¿En donde demonios estamos Joy, en Torreón o Gómez? Joy: Pues en Torreón. Yo: Entonces creo que es Torreón Joy, no en Gómez, jajajaja. Rolando y Cesar se desternillan de risa; Cesar se comunica nuevamente por celular con los pasajeros del focus e iniciamos nuevamente la marcha. Casi diez minutos después de viaje llegamos al boulevard Revolución, a lo lejos vemos un reten policiaco, nos asusta, Rolando me consulta como si fuera un perito en ocultar droga sobre qué debíamos hacer, creo que lo hizo porque yo era el más cuerdo en ese momento, así que le digo que rodemos el reten, y Joy le dice a Cesar que se deshaga de todo, que lo pase al carro de Jorge. Después de una nueva llamada al focus, los dos autos se detienen en el oscuro estacionamiento de una mueblería, varias cuadras antes del reten.
Cesar y Rolando optan por ocultar la cronick, la coca y las cervezas en la cajuela del otro auto, asumiendo que al ser ocupado por una chica y un chico simplemente no despertarían sospechas. Nuevamente inicia la caravana, Joy le dice a Cesar –no traes nada pinche Cesar, si traes algo métetelo por el culo guey, cabron, no quiero que nos agarren– la noche avanza mientras rodeamos el reten; no ha pasado nada, hemos burlado a la autoridad.
Al fin arribamos a la Colonia donde sería el after, hay enormes filas de autos para llegar a ella; comienzo a experimentar esa expectativa, esa emoción de buscar una buena fiesta un sábado por la madrugada, esa sensación de llegar sin invitación a un lugar, un completo desconocido, un extraño en un lugar diferente, con gente desconocida, una fiesta underground, en una colonia nice de Torreón.
Después de mucho buscar encontramos estacionamiento, justo en ese momento llega el negro con su movida de una sola noche, una chica morena y flacucha, ambos bajan del athos de un amigo suyo, el cual luce por demás gracioso junto al resto de los carros carisimos estacionados a su alrededor. Nos ve e inmediatamente nos saluda, se acerca a mi y me dice –tú cotorréatela, yo traigo un negocio- o sea, desafanate pues voy a coger, jajaja, y concluye diciendo –Ok tu llégale, ahí están ellos– señalándome a Joy a los demás, tras estas palabras no lo volvería a ver el resto de la noche.
Entramos a la casa donde era el after, estaba atestada completamente de personas, había gente por doquier, casi no había espacios vacíos, de ahí que no recuerde exactamente si la casa era grande o pequeña, simplemente no se podía hacer nada adentro por lo que decidí salir al pórtico.
De pronto veo a cada uno de los Zoe: Chucho fajándose a una vieja en el hall de la casa, el Chucho porta un saco negro, jeans aparentemente nuevos y un pequeño sombrero negro. Tras salir del hall, llego a la entrada principal de la casa, ahí veo a Rodrigo, creo que estaba en un viaje, lo note perdidísimo, yo aun estaba algo ebrio, él perdido y yo borracho, ambos en sendos viajes a través de las galaxias, casi al mismo tiempo nos quedamos viendo a los ojos, nos conectamos un instante y así permanecemos no se cuanto tiempo, pero si un buen rato, por un momento siento que logra transmitirme un poco de su embeleso personal, probablemente el también conoce la cronick, esa mota roja que traen de Marruecos. Decido romper esa unión astral entre ambos, me doy la media vuelta, ya me dio hueva, él esta estampado y la verdad yo no tengo ganas de iniciar una nueva conversación sobre la mota.
Ahí esta León, ya no me impacta e idiotisa tanto como en el escenario, es como cualquier otro tipo, delgado, muy delgado y huesudito, así son los artistas, imponentes en el escenario, normales y sencillos fuera de él. No lo saludo, para que, la verdad no me nace, también anda medio perdido, en un viaje, la neta preferiría verlos nuevamente en el escenario, seguir escuchado su música con el mismo agrado y afecto, y no perder ese encanto y atracción, el cual pudo derribarse con una sola palabra o un gesto equivocado. Mejor no, mejor de lejos, así continuaran geniales ante mis ojos.
Comienzo a caminar por las laberínticas calles de aquella colonia, hay mucha gente, parece romería, a pesar de que ya casi son las cuatro y media de la madrugada; recostada en un auto veo a una vieja amiga: Laurita, luce igual que antes, delgadita, con su mirada perdida, su labios finitos y sonrientes, sus ojos grandes se iluminan al verme. Me saluda cordialmente, comenzamos a platicar, la verdad no recuerdo de qué, creo que en realidad soy yo quien habla mientras ella fuma su último cigarrillo, le pregunto si conoce la cronick.
Lo minutos avanzan, me pide que la acompañe a comprar más cigarros, acepto, después de todo no hay nada mejor que hacer. Subimos a su auto, una liberty que me parece de color verde. Conduce sin rumbo fijo, coloca un disco, comienza a sonar una rolita muy delicada: "To pretend no one can find, the fallacies of morning rose, forbidden fruit, hidden eyes, curtises that I despise in me, take a ride, take a shot now. . ." es "Sour Times" de Portishead
Ambos estamos algo tomados, yo más que ella, me dice que únicamente ingirió dos cervezas. Me siento feliz platicando con la Laurita, recordando como nos conocimos; no encontramos ningún oxxo abierto, por lo que decimos regresar mejor a nuestras casas. Vivimos en colonias casi vecinas, por lo que me propone darme un aventón. Son casi las cinco de la mañana, no se, lo que importa es que he llegado a mi casa.
El sábado aun no se acaba, tengo una hueva terrible, una gran resaca, no se por qué pero pienso en la muerte, en mi muerte, extraños son los pensamientos de un ser agotado pero feliz, casi no he dormido, ya es de noche nuevamente, y en lo único que pienso es en el olor de esa mota roja traída de Marruecos.
You used to get it in your fishnets Now you only get it in your night dress Discarded all the naughty nights for niceness Landed in a very common crisis Everything's in order in a black hole Nothing seems as pretty as the past though That Bloody Mary's lacking a Tabasco Remember when he used to be a rascal?
Oh that boy's a slag The best you ever had The best you ever had Is just a memory and those dreams Not as daft as they seem Not as daft as they seem My love when you dream them up...
Flicking through a little book of sex tips Remember when the boys were all electric? Now when she tells she's gonna get it I'm guessing that she'd rather just forget Clinging to not getting sentimental Said she wasn't going but she went still Likes her gentlemen to not be gentle Was it a Mecca Dobber or a betting pencil?
Oh that boy's a slag The best you ever had The best you ever had Is just a memory and those dreams Weren't as daft as they seem Not as daft as they seem My love when you dream them up Oh, where did you go? Where did you go? Where did you go? Woah.
Falling about You took a left off Last Laugh Lane You just sounded it out You're not coming back again.
Falling about You took a left off Last Laugh Lane You just sounded it out You're not coming back again.
You used to get it in your fishnets Now you only get it in your night dress Started all the naughty nights with niceness Landed in a very common crisis Everything's in order in a black hole Everything was pretty in the past though That Bloody Mary's lacking in Tabasco Remember when he used to be a rascal?