En ocasiones, mientras transitamos por este complicado mundo, nos topamos con lo que un amigo define como
“chicos o chicas misterio”, que son aquellas personas que logran despertarnos cierta empatía, una saludable obsesión, un pequeño enamoramiento o un delicado encantamiento a pesar de no saber absolutamente nada de ellas, ya que únicamente nos dedicamos a admirarlas de lejos. No se si a otros les pasara con mucha frecuencia, p
ero al menos en mi caso hay una lista algo extensa conformada por muchos ejemplares de estos
“chicos (as) misterio”.En mi caso, la definición creada por mi amigo no se circunscribe únicamente a compañeros de la escuela o el trabajo a los que es posible ver varios días a la semana, sino que también la aplico a personas que veo en la calle de vez en vez, fotografías de completos desconocidos, actrices en extremo elegantes que suelen ser extras en algunas película (tómese como referencia
“El Diablo Viste de Prada”), e inclusive, aunque parezca aun más freak, empleo el mencionado concepto en bandas como
CLINIC.
Clinic fue mi
“banda misterio” durante un buen tiempo, principalmente por la imposibilidad de conseguir sus discos en alguna tienda de la ciudad (bendita la hora en que abrieron Mixup Galerías Laguna) y la falta de información sobre ellos en internet (e igualmente sea bendita la hora en que nació Wikipedia). Ante tal situación, durante un tiempo me limité a conseguir su música a través de la red, sin más pretensión que escucharla, inclusive veté el tema de esta banda a mis amigos, es decir, decidí no hablar de ella con nadie, la verdad no me interesaba saber si ellos la habían escuchado, para mi
Clinic era simplemente música, ni buena ni mala, solamente un sonido que en verdad me agradaba, que me acompañaba en las noches de juerga y las aburridas tardes en el gimnasio.
Conocí a
Clinic gracias a un cartel elaborado para una de sus presentaciones en Estados Unidos, y es que al buscar dibujos para alguna tarea, de pronto apareció la imagen de cuatro tipos tomando un almuerzo campestre, vestían trajes negros de gala y enormes sombreros de
copa, rodeados por un campo irreal como tomado de alguna ilustración de
“Alicia en el País de la Maravillas”, más la nota realmente perturbadora y llamativa eran un par de cubre-bocas blancos que los sujetos portaban, pues les otorgaba un aire de malevolencia y locura que logró atraparme.
La primera rola que pude conseguir de ellos fue
“The Equaliser”, la cual logró gustarme desde la primera vez que la escuche, principalmente por su sonido, el cual poseía muchísima energía sin ser escandalosa, sino mas bien era relajante aunque parezca incongruente; la música de
“The Equaliser” en ese momento me pareció novedosa y
“experimental”, recordándome un poco al
Radiohead del
“OK Computer” o el
“Kid A” (tiempo después supe que era una de sus principales influencias); en cuanto a la letra no conservé la misma opinión, lo cierto es que me pareció (aun hoy) bastante simplona, carente de profundidad e historia, para mi la letra de
“The Equaliser” era el canto de un tipo atiborrado de éxtasis, que en algún rave tiene sexo o pide más pastillas; sin embargo, la excelente voz del cantante en unión de esa lírica nada impactante y la magnifica pieza musical, terminaron de funcionar para mi de una manera fantástica, a tal grado que se convirtieron en mi
“banda misterio” del momento.
Pero el apelativo de
“banda misterio” estaba destinado a no ser perpetuo para
Clinic, por lo que con el tiempo decidí investigar más de esta agrupación, situación que creo es de suma importancia para comprender un poco más la música y el mensaje que plantea alguna banda o solista;
Clinic, como las bandas legendarias, es originaria de Liverpool, Inglaterra, y sus orígenes se remontan a 1997 cuando
Ade Blackburn (vocalista principal y teclad
os) y
Jonathan Hartley (guitarra, clarinete y teclados), comenzaron a cobrar notoriedad dentro escena musical de Liverpool, por la manera en que tocaban sus instrumentos (teclados y órganos), en parte de forma experimental pero con una esencia muy retro.
En ese mismo año, ya con algo de éxito, a Blackburn y Hartley se les unieron
Brian Campbell (bajo y flauta) y
Carl Turney (batería y piano), refuerzos con los cuales pudieron grabar su primer E.P. en la compañía disquera que para tal efecto crearon, sin embargo, en 1999 decidieron dar oportunidad a una compañía con una mayor organización pero igualmente independiente:
Domino Records (sí, la misma donde
The Arctic Monkeys son los niños consentidos, los amos y señores de las ventas).
Ya con
“Domino”, previó a la venta de su álbum debut, el
“Internal Wrangler”, lanzaron un compilado de sus E.P.’s y sencillos producidos hasta ese momento, con los cuales obtuvieron buenas criticas, pero fue hasta la producción del
“Walking with Tree” y el “
Winchester Cathedral”, que recibieron el reconocimiento que tanto merecían, especialmente con el primero, del cual se desprende el sencillo
“Come Into Our Room”, una rola muy recomendable, que si bien no despuntó en los charts del 2002, fue considerada por muchos críticos británicos como uno de los mejores sencillos de ese año.
Con el
“Visitations” del 2006,
Clinic logró producir con
Domino Records cuatro álbumes muy buenos, de sonidos experimentales y eclécticos, pero que a final de cuentas eran bastante uniformes y parecidos unos de otros; este año
Clinic lanzó el
“Do It”, que si bien no es el mejor de sus trabajos, según la critica especializada, es el que más me ha gustado hasta el momento y para mi será uno de los mejores discos del año, especialmente por sus sencillos
“The Witch” y
“Free Not Free”, que demuestran que este último trabajo de la banda líricamente resulta más pensado, probablemente por el hecho de que su sonido se acerca un poco más al rock, el cual los ayuda a evolucionar y les obliga a que lo acompañen de letras más interesantes.
A pesar de que
Clinic es una banda completa, en cuanto a que sus integrantes son excelentes músicos con el mismo nivel y habilidades, como en toda agrupación uno de sus integrantes tiende a resaltar, obviamente, como en toda banda (o casi todas), es el vocalista principal y líder quien se convierte en el sello distintivo de ésta, y no es que Blackburn sea la mente creativa de la banda, pues en realidad todos contribuyen en esa labor, sino que la voz inconfundible de Ade y sus energías inagotables en las presentación lo hacen el centro de atención, a pesar de que muy pocos fans conocen su rostro, pues él como el resto de los
Clinic siempre usan los “cubre-bocas”, entre otras prendas características de los cirujanos.
Creo que en hasta este punto de conocimiento de la banda,
Clinic ya no puede ser más un misterio para mi, cuestión que no me desagrada del todo pues he podido acceder más fácilmente a su música; pero si llegó a sentir algún vació por haber restado un número a mi lista de personas misteriosas, creo que bastará con prestar mas atención a la gente desconocida a mi alrededor, quizás encuentre a un nuevo
“chico o chica misterio” que llene su lugar.